En el apoyo indirecto más fuerte recibido por el gobierno de Venezuela desde un país central más allá de Rusia y China, un grupo de diputados norteamericanos escribió una carta al presidente Donald Trump en la que expresa preocupación “por el impacto sobre los ciudadanos de los Estados Unidos que resultaran por cualquier sanción relacionada con el sector energético que pueda serle impuesta a Venezuela”.

  Firman la carta que circulaba ayer en el gobierno venezolano Randy Weber (republicano), John Culberson (republicano) , Pete Olson (republicano), Geene Green (demócrata), Clay Higgins (republicano) y Steve Palazzo (republicano). 

  “Tememos que las posibles sanciones perjudiquen la economía de los Estados Unidos, la competitividad global de nuestros negocios de energía y aumenten los costos para nuestros consumidores”, dice el documento.

  Fechada el 28 de julio, aunque cuestiona la votación del 30 de julio para la constituyente advierte que eventuales sanciones afectarían “al sector de refinación estadounidense y a nuestro interés nacional y económico”. 

  Invita a Trump a “tener en cuenta las refinerías” ubicadas en el sur de los Estados Unidos, en los Estados de Louisiana, Mississippi y Texas. Informa que las refinerías emplean a 32 mil trabajadores directamente y de modo indirecto a otros 49 mil. Recuerda que “Venezuela es el tercer mayor proveedor de crudo a los Estados Unidos, después de Canadá y Arabia Saudita”. Y alerta sobre el hecho de que si las refinerías se quedaran sin el crudo venezolano “aumentarían los costos de refinación, se reduciría la eficiencia y se elevarían los precios de los combustibles para el consumidor”. Además, un cambio de ese tenor “podría desestabilizar los mercados de crudo en todo el mundo, elevar los precios mundiales del petróleo y reforzar las economías de Irán y Rusia”.