Favorita entre jóvenes y adultos, recomendada para lectores de 9 a 99 años, multipremiada en reiteradas y justificadas ocasiones durante los 13 años que se editó en forma independiente, la serie de historietas Bone, del escritor e ilustrador estadounidense Jeff Smith, es a menudo descripta como un clásico moderno. Cruza –según su autor– de Bugs Bunny y El Señor de los Anillos (sin omitir influencias como “el apasionado énfasis de los personajes de Charles Dickens, los desarrollos de relatos como Moby Dick y, por qué no, Star Wars”), sus 55 números en blanco y negro alcanzaron para garantizarle un lugarcito entre los fantásticos del comic. Bone relata las aventuras de tres primos -Fone Bone, Phoney Bone y Smiley Bone-, tras ser expulsados de la remota Boneville y arribar a un valle que les reservará toda suerte de andanzas. “Una épica de princesas perdidas, oscuras profecías, dragones sabios, y estúpidas, estúpidas criaturas roedoras a la caza”, en palabras del medio Wired, que hoy celebra las correrías del trío antropomorfo (y sus secundarios de antología) con renovado entusiasmo. Y razones de sobra.
Porque, según confirman medios como The Hollywood Reporter, la obra de Smith finalmente llegaría al cine. De la mano del realizador Mark Osborne, que en 2008 dirigiera Kung-Fu Panda, y a quien Warner Bros ha apuntado para hacerse cargo de la adaptación. La cual, por cierto, devendría trilogía fílmica, dado el colosal volumen de la serie. De efectivamente concretarse, acabaría con una kilométrica espera (Nickelodeon intentó producir una versión condensada en 2008, con voces infantiles y canciones pop, ideas que derivaron en la negativa de su creador). Aunque fans a lo largo y ancho ya teman por los resultados  y, además de solícitamente solicitar que se opte por dibujos 2D conforme el espíritu original, pidan encarecidamente: “Por favor, no destrocen esta obra maestra del cómic; no la pifien con la película de Bone”.