Pedro Rodríguez de La Delio Valdez y Leonardo “Oso” Gómez de Agarrate Catalina ya son las voces de las más importantes bandas del sur del conurbano bonaerense. “La cancioncita” de Pedro nació en las calles de Villa Sapito, en Lanús. Y Leo es un “murgero y oriental” criado entre Montevideo y Santa Fe, que encontró en Lomas de Zamora lo que hoy entiende como “su lugar en el mundo”. Con orgullo, llevan sus calles y sus historias a los escenarios, con orgullo. 

En Villa Sapito, la de Pedro era “la casa de los músicos o los hippies”. Él se había tirado para el lado de la conga, el timbal y el bongó. Eran fines de los 90, y la crisis neoliberal empezaba a colarse entre la murga, la cumbia y la salsa con la que se criaba. Se cantaba y se bailaba lo que se vivía. “Fueron años muy difíciles, para Sapito y para toda la Argentina. Yo crecí entre instrumentos y clubes del trueque. Así que un poco empezar a hacer música era contar lo que pasaba en un barrio obrero que se ponía cada vez más picante”, dice Pedro.

Ese primer contacto con la música fue “decisivo”. “Vengo de una barriada baja, con muchas falencias y muchos peligros. Y en esos años en los que te empezas a formar yo elegí el arte y muchos me cargaban por eso, pero yo hoy lo agradezco todos los días”, afirma. Su debut fue en esa mezcla de barrio y música que daban las murgas locales con “Espíritu Cascabelero”, donde aprendió más que a tocar: a contar, a escuchar y a pensar la música desde un sentido colectivo. “Si algo aprendí desde el momento cero es que nadie se salva solo”, dice quien llega a la orquesta cooperativa La Delio Valdez en 2010, con la experiencia de haber sido músico callejero muchos años.

"No podés dejar quién sos abajo del escenario. Yo estoy formado por ese Pedro medio “plaga” que daba vueltas por Lanús todo el tiempo. Ese Pedro que jamás había cantado y que se animó a probarse en la Delio como cantante, de cabeza de tacho nomás. Ese que fue músico callejero y se ganaba el mango así. Todo eso es lo que me permite estar donde estoy, esas enseñanzas del laburante con el que me crucé en esos años”. 

Al Oso Gómez la vida lo trajo para estos lados mucho después. Acá fue donde se enamoró y formó familia, donde encontró la fuente de inspiración para su arte. “Caminé mucho estas calles. Conocí sus silencios y sus sonidos. Hemos estado bastantes solos el barrio y yo. Me ha escuchado hablar, cantar, soñar. Y yo lo escuché a él. Hay algo de este lugar que me abrazó apenas llegué y me hizo sentir que estoy en casa”.

“Creo que somos un pedazo de cada lugar donde nos descarnamos. Yo nunca me imaginé viviendo bajo este cielo. Pero a fin de cuentas, somos lo que nos va emparchando, lo que nos va filtrando y vamos conociendo para seguir caminando en esta vida. Yo soy un pedazo de Montevideo, de Santa Fé y hoy un pedazo de Lomas. Son mis cielos que están en cada cosa que hago", afirma el Oso. 

La  Delio Valdes y Agarrate Catalia están en su punto máximo de popularidad en el país. Su poesía urbana y contestataria pero a la vez llena de ritmo y alegría ya es marca registrada, que acompañan protestas populares en toda la región. Pedro afirma que La Delio Valdés tiene un pensamiento claro y una toma de postura. "El mundo de hoy está re jodido. Vemos que se desvirtúan cuestiones políticas, humanitarias, sociales. No le sacamos el cuerpo a esas luchas. Creemos en el compartir, en el acompañarse, en el ir espalda con espalda”, afirma. 

“Por eso decimos que la Delio no se vende, pero no se vende bajo ningún punto de vista. Frente a los crímenes de lesa humanidad, frente a las injusticias sociales y políticas; nosotros no compramos con esa ni ahì. En eso estamos todos bajo un mensaje de empatía, de pensamiento colectivo, de cooperativa”, sostiene. 

Gómez agrega que “es que uno escribe desde un domo donde mira desde arriba a la sociedad. Uno canta y se desangra porque es parte de esto: con lo bonito y lo malo. Creo que está ahí lo que queremos mostrar, ¿no?” 

Lejos de un lugar común que pareciera ir por lo contrario, ambos coinciden en que la lucha social, y la posibilidad de reflexión en una canción jamás se pelea con el ritmo y el baile. Leo argumenta que los procesos antidemocráticos de la región fueron siempre enfrentados con gritos populares en los que “no había porque reprimirse las ganas del cuerpo de bailar”. 

“En Uruguay no pudieron prohibir los carnavales. El pueblo disfrazado y con cara pintada mostraba su verdad contra las injusticias y la miseria. Vos podías gritar verdades desde una murga que si lo hicieras en otro contexto te llevan de los pelos al calabozo”, agrega.

En ese sentido, el percusionista y cantante de la Delio Valdez añade: “Es que todos tenemos una raíz afrodescendiente. Todos venimos de África. Y tanto los rituales de exorcismo como los de ofrenda, no son más que bailes y danzas. En Colombia, por ejemplo, se juntaban los obreros los domingo a la tarde y cantaban lo que le había pasado en la semana. Las cosas más dolorosas se sacan bailando, por eso para nosotros es un orgullo ver que en cualquier marcha aparecen nuestras canciones, porque esa es nuestra esencia más allá de la música”.

Con entradas agotadas para el triplete de la Delio Valdez (16, 17 y 18 de junio) y con la exitosa banda uruguaya yendo por el mismo camino para el 8 de septiembre, las dos agrupaciones prometen volver a hacer delirar al público porteño en el Luna Park. Para Gómez volver a un escenario tan importante es “un sueño que por repetitivo no se deja de valorar”. Y explica que “este contexto económico que vive tanto Argentina como Uruguay, hace que uno siente que tiene que dejar aún más la vida. Por ahí hay gente que iba a cinco espectáculos al mes, ahora eligen uno, y si tenés la suerte de que te eligen no tenés derecho a guardarte nada. Le debemos mucho al público argentino que siempre nos abraza en su amor, venimos a dejar todo en cada pelota , como se dice”.

El de Lanús reconoce estar “muy emocionados y ansiosos”. Y explica: “Vamos a entregarle a la gente el fruto de estos 14 para 15 años de trabajo en los que si en algún momento la Delio pegó contra el techo fue gracias a ellos. Son muchos meses de laburo, para estos shows, que es no solo despedir La serenata sino sentar las bases para lo que se viene”.

Para Pedro los proyectos como La Delio, La Catalina, y otros independientes y populares son la expresión de "una relación nueva que viene a romper con una estructura que claramente está mal”.

Ambos reivindican la fuerza que tienen en los proyectos las voces populares. Gómez afirma que allí “se encuentra la resistencia para terminar con un sistema, lleno de exigencias y mandatos sociales que nos oprimen”. Y agrega: “Esta realidad de hoy nos obliga a desarmarlos y volverlos a armar, para ver la vida desde otro lado, lejos de ese exito macro que nos prometen y no está en ningún lado”.

“Es que todos los que estamos en esto venimos de una misma raíz", afirma su colega. "Esa que aprendimos pisando el barro y no nos cambia por ahí eso pasajero que nos venden como el éxito. No importa si es con cumbia, murga, o rock, venimos a dejar un mensaje de empatía”. 

Y cierra: “Obvio que tres Luna Park, y tocar con Los palmeras, estar en los mejores hoteles, y ganar premios nos gusta a todos pero yo no puedo olvidarme de donde vengo porque sino el día de mañana no sé dónde tengo que volver. El Pedro de Villa Sapito está siempre, olvidate. De no tener asfalto al escenario más grande de la Argentina. Es principalmente representar a mi gente, al lugar de donde vengo”.