El despido del ingeniero Damore generó una bola de nieve. Sundar Pichai, el CEO de la compañía, decidió organizar un encuentro con sus empleados, programado para ayer. Sin embargo, Pichai canceló la cita, por mensaje de texto, aduciendo razones de seguridad, aunque se sospecha que la verdadera razón de la cancelación fue el temor de muchos de los convocados a quedar expuestos por sus opiniones.

“Los googlers afectados nos han escrito temiendo por su integridad física y con preocupación por hacer preguntas en el (foro virtual) Town Hall", sostuvo Pichai en la víspera, el mismo día en que se suele convocar el Town Hall de Google, en el que participan los empleados de todas las sedes de la compañía.

Los "consejos" de Google funcionan como una gran asamblea en la que se debate todo tipo de cuestiones, desde las más triviales hasta las más trascendentes, razón por la cual Pichai había exhortado a los empleados de la compañía a usar Dory, un foro de comunicación interna, para enviar sus preguntas. Pero los googlers temieron un ciberacoso por exponer sus opiniones y eso llevó a la cancelación del Town Hall.

"Nosotros hacemos productos para todo el mundo, por eso necesitamos que internamente haya una representación completa del mundo", advirtió Pichai.

Mientras tanto, Damore otorga entrevistas y es tratado como un mártir por la prensa ultraconservadora, afín al imprevisible Donald Trump. Milo Yiannopoulos, uno de los agitadores más virulentos de esa misma derecha, llegó a  publicar los nombres de los empleados que se pronunciaron en contra del despido de Damore.

“Sugerir que un grupo de compañeros tiene rasgos que lo hacen biológicamente menos preparado para un empleo es ofensivo y no está bien”, había dicho Pichai al justificar el despido de Damore, quien afirmado que “los hombres tienden a sentirse más cómodos si trabajan con cosas en lugar de con personas. Los hombres son más agresivos a la hora de alcanzar cierto status, a subir los peldaños del liderazgo corporativo, frente a las mujeres que lo intentan y sienten gran ansiedad cuando piden un aumento. Estas diferencias, que están bien documentadas, no chocan a nadie familiarizado en la materia”.

El escándalo se suscitó en medio del debate por la brecha salarial entre hombres y mujeres y mientras Google aún adeuda la información requerida por el gobierno federal interesado en saber cuál es exactamente esa brecha dentro de la compañía, donde las mujeres representan el 30 por ciento del staff, y sólo un 12 por ciento ocupa puestos de responsabilidad, a pesar de la declamada intención de Google de ofrecer igualdad de oportunidades a ambos sexos.