De frases cortas pero profundas y de ideas claras. Julia Risso se toma su tiempo para elegir las palabras exactas. Se define como “militante disca” y lucha por los derechos de las personas con discapacidad desde que recuerda. En ese camino vivió 9 años en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, hizo dos carreras se transformó en locutora, comunicadora y profesora de teatro. En la pandemia creó un podcast llamado “Les otres” en el que cuenta entre otras cosas cómo es vivir en esta sociedad con una patología genética en la columna. 

Además fue una de las mayores referentes en la lucha por justicia por la recordada Masacre de Monte, el hecho policial donde en 2016 murieron 4 jóvenes y una quinta quedo muy herida como consecuencia de una persecución policial. 

Ahora, es candidata a concejal por la lista de Unión por la Patria que encabeza Mirta Piñon, que con casi 2.600 votos fue la segunda más votada en las primarias, pero quedó bastante atrás de la suma de los aspirantes de Juntos por el Cambio, el actual intendente José CastroSandra Ferrandi, que sumaron más de 7 mil. El podio se completó con la fuerza que irrumpió en la arena electoral, La Libertad Avanza, que con la boleta encabezada por Víctor Eduardo Albertarrio, sumó uno 1.400.

En ese escenario irrumpen las ideas de Risso. La política, la discriminación, la banalización del uso del concepto “inclusivo” y la necesidad de recuperar las calles, como ejes de su charla con BuenosAires/12.

--¿Qué te lleva a involucrarse en política partidaria?

--Yo ya venía trabajando desde la militancia por discapacidad en la Casa de Derechos Humanos, acá en Monte, y ahora en el partido Justicialista, sencillamente porque no concibo la idea de quedarme sentada en casa mirando como un gobierno municipal no abre las puertas o no dialoga con la gente. Te pongo un ejemplo: El Fondo de Financiamiento educativo municipal está en un plazo fijo y no está en las escuelas. Yo veo esas cosas y me enojo, entonces cuando me invitaron a participar, me pareció una buena oportunidad no sólo para sumar gente joven a la lista, sino a romper ese tabú que las personas con discapacidad no estamos involucradas en política partidaria.

--¿Cómo enfrentas ese desafío?

--Y tenemos que demostrar que sí. Que nuestra lucha es política, que puede ser partidaria, porque todo parte de decisiones políticas. El macrismo no tuvo ningún problema para recortarnos pensiones y sabemos que si gana la derecha va a pasar exactamente lo mismo. En el país tuvimos una vicepresidente que es una persona con discapacidad y no se autopercibe como tal, entonces siguieron gobernando siempre para los mismos, para los más ricos. En ese sentido, creo que la clase política se tiene que repensar sus privilegios. Por eso acepté, por eso estoy. 

--Muchas veces dijiste que no te gusta la palabra "inclusión". ¿Por qué?

--Hay un lugar muy común en el que te suelen decir: “Bueno, todos tenemos una discapacidad”. Y yo siempre digo que no, que no tenés una discapacidad si eso no determina tu posición política en el mundo. Hay gente que te dice: “Yo también estoy discapacitado porque no puedo saltar en un pié”. Pero no poder saltar en un pie no te deja sin laburo, no te hace parte de un colectivo que tiene 8 de cada 10 personas en Argentina desocupadas. Eso hace que en el país, el 80% de personas con discapacidad vive bajo la línea de pobreza. Estamos en un lugar en el que el 72% de las empresas tienen edificios que no son accesibles, lo que quiere decir que si las empresas quisieran contratar a personas con discapacidad, no podrían siquiera ingresar a trabajar. 

--Entonces hay exclusión.

--La exclusión existe, el problema es cuando llamamos "inclusión" a ver en la sociedad a las personas con discapacidad, o a convivir con personas con discapacidad, mucha gente lo usa como si te estuviera haciendo un favor. Es una palabra que está tan lavada que hace que a todo lo llamen "inclusión". Pasa que a la sociedad le gusta hablar más de inclusión porque se vuelve una palabra moral, en vez de hablar accesibilidad por ejemplo, o en vez de hacernos cargos de la desigualdad.

--¿No pasa lo mismo cuando se habla de desigualdad?

--Hay una manera de suavizar la culpa. Es como cuando viene el mes de cáncer de mama y pintan todo de rosa. O cuando una empresa toma gente con discapacidad pero no le dan tareas, o cuando incluyen a la fuerza a gente a convivir que no lo puede hacer. La sociedad lo volvió moda y eso le sacó profundidad y responsabilidad. Por eso es tan peligroso. Es que es más lindo hablar de inclusión que hablar de “capacitismo”, porque en realidad lo que tenemos que pensar es porque pensamos que esa persona con discapacidad, está afuera. Yo tengo que pensar porque el sistema la evalúa como “no capaces”. Porque el sistema la está juzgando por lo que producen, entonces por eso están creyendo que están afuera. Si están afuera del mercado laboral, de la oferta educativa, de la política, pero más que incluir hay que abandonar privilegios y reconocer privilegios para que esos privilegios dejen de oprimir gente.

--¿Qué tiene que hacer el peronismo en Monte para volver a la intendencia de acá a octubre?

--Creo que, principalmente, no hay que perder el contacto con la gente. No hay que perder la calle, creo que eso es fundamental. La gente nos recibe bien. Nos recibe con ganas, con ganas de escucharnos. Hay mucha gente que no se siente representada por el gobierno municipal. El peronismo de Monte siempre escuchó. Siempre atendió a las demandas, y creo que tenemos que enfocarnos en nuestras propias posibilidades y nuestras propias virtudes. Y sobre todo, hacernos cargo. Hacernos cargo de que la situación no está como a todos nos gustaría. Pero por sobre todo ser conscientes de las posibilidades que el peronismo tiene. Si todo va bien , como fue en las PASO, vamos a tener una diputada provincial, que va en la lista como segunda diputada que es Marcela Basualdo. Tenemos la posibilidad, con lo importante que es para la quinta sección electoral y para Monte, tener una diputada dentro de la Cámara de la Provincia, que es algo que Monte no tiene hace mucho. Pero fundamentalmente creo que no tenemos que perder contacto con la gente. Escucharlos mucho e incluso escuchar a aquellos que no nos votan, creo que ahí está el secreto.

--¿Crees que es posible llegar de una mejor manera al electorado que no viene votando a tu espacio político?

Es fundamental escucharlos. Entender sus razones. Entender por qué eligen otras fuerzas, y principalmente no juzgar. No ponerse en policía del voto ajeno. A veces desde los sectores más progresistas terminan juzgando mucho al que se inclina por otras fuerzas políticas. Hay que respetar también las decisiones que nos gusten. Obviamente que estamos trabajando para penetrar en ese electorado y decirles nuestras propuestas y entender que un gobierno como por ejemplo el de Javier Milei sería lo peor que nos podría pasar como sociedad. Pero también hay que reconocer que La Libertad Avanza logró muchos votos en la clase obrera, entender por qué se da este fenómeno y asumir que la gente está cansada de las excusas. Entonces vos podes decirle que la pandemia esto, que el FMI, y que pasó la sequía, pero si la gente no tiene un mango en el bolsillo, no le pidas que te reconozca otras cosas porque es muy difícil.

--¿Qué te gustaría aportar desde tu mirada en Derechos humanos y "militancia disca" al Concejo?

--Mira, nosotros disputamos tres tipos de barreras: las físicas, las culturales y las comunicacionales. Las más difíciles de vencer son las culturales, que es lo que la gente piensa y cree de nosotros y nosotras. Sin duda que eso es lo primero que hay que transformar. Y eso va desde que te paren en la calle a preguntarte que tenés, que pasen y se hagan la ciudad de la cruz, o que bajen de un colectivo y te agarren sin permiso para querer ayudarte. Son todas esas barreras que nacen de la concepción de que las personas "disca" no podemos o no somos productivas. Todo eso hay que trabajar, pero hay que hacerlo en serio y, sobre todo, dejando de pensar que necesitamos beneficios. Todavía hay algo de que tenemos que ser beneficiados, en realidad son derechos y para eso tenemos que abandonar el asistencialismo, pero bueno tiene que correr mucha agua bajo el puente. Y además quiero seguir trabajando fuertemente con la juventud. Monte tiene que tener una militancia joven y activa porque los pibes y las pibas se tiene que ver reflejados en la agenda del candidato, esa es una meta que me puse. Necesitamos una juventud protagonista y sobre todo un cambio cultural con respecto a la discapacidad grande, importante. Que no vamos a ver el resultado a corto plazo pero que alguien lo tiene que dar.