El palacio del Club Argentino es uno de los edificios más emblemático de Bahía Blanca. Fundado en 1912, y ampliado en 1926, recibió a numerosos personajes históricos, forma parte del Inventario Patrimonial de Bahía y fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2001. Su historia será abierta a la comunidad con un museo propio.
“Después de muchas idas y vueltas estamos en condiciones de anunciar que se hará realidad un viejo sueño, abrir las puertas del majestuoso edificio para que la comunidad pueda conocer sus instalaciones y valiosos elementos que hacen al pasado del club”, afirmó Horacio Levantesi, quien fue durante muchos años presidente del Club Argentino y que actualmente forma parte de su Comisión Directiva.
En 1906 nació el Club Argentino de Bahía Blanca, un distinguido espacio deportivo y social para la aristocracia costera. Su primera ubicación fue sobre la manzana que dió origen a la ciudad y, a partir de su crecimiento acelerado, la asociación decidió mudar la sede a Av. Colón y Vicente Lopez, donde actualmente se encuentra. Para eso, constituyó su propia sociedad constructora que tuvo el objetivo de edificar el emblemático palacio.
Las exigencias del Club no eran pocas. Con su sociedad, diseñaron un un amplio edificio que les permitió ofrecer a sus socios, estrictamente masculinos, distintos salones para fiestas, reuniones, conversación, lectura, juegos de ingenio, sala de esgrima, gimnasio, cancha de pelota, pileta de natación cubierta, sala de música, biblioteca, servicio de restaurante, peluquería, teléfonos, mensajeros y dormitorios para alojarse.
En 1926, la comisión directiva del club decidió ampliar sus ya extensas instalaciones sobre terrenos en la calle Vicente López. La empresa del ingeniero Francisco Marseillán respetó los lineamientos estilísticos del edificio y la obra se adjudicó a Pedro Cabré e Hijos.
Además de su notable arquitectura, la historia del palacio está llena de sorpresas. Recibió a todas las grandes figuras de principios de siglo. Entre ellos, al por entonces presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, que en 1913 tomó el té junto a su hijo en el marco de una gran gira por sudamérica.
Según anunciaron desde el Club Argentino, los registros fotográficos de su historia, que también la historia de Bahía Blanca, serán abiertos por primera vez al público en una exposición permanente que ocupará un amplio salón de segundo piso.