“Presentaremos una pequeña historia dela música italiana de los últimos 50 años”, anticipa a Página/12 Sandro Gorli, director del Divertimento Ensemble. Entre el viernes y el domingo, la formación creada en 1977 en Milán por el mismo Gorli, actuará en el Centro de Experimentación del Teatro Colón, para ofrecer tres conciertos con obras de compositores italianos contemporáneos. “Esta invitación de Diana Theocaridis para actuar en el CETC nos permitirá articular en tres momentos una de las tantas narrativas posibles en torno a la música y al sonido italiano de esta época, con la que queremos destacar los grandes cambios que se han producido en los últimos años en la forma de pensar la música”, continua el director, que llega a Buenos Aires en el marco del ciclo Divina Italia, con la colaboración del Instituto Italiano de Cultura y la Embajada de Italia en Buenos Aires.

El Divertimento Ensemble es una de las formaciones especializadas en la música contemporánea más longevas de Italia y en la actualidad está integrado por Carlotta Raponi en flauta, Maurizio Longoni en clarinete, Maria Grazia Bellocchio en piano, Elio Marchesini en percusión, Lorenzo Gorli en violín, Daniele Valabrega en viola y Martina Rudic en violoncello. La idea de desarrollar un panorama de los compositores italianos contemporáneos desatacados a través de un repertorio que desde las tendencias actuales se remonte a las experiencias que en la segunda mitad del siglo XX delinearon lo que hoy pueden considerarse la raíz, comenzará el viernes a las 20, en la sala de Viamonte 1168. El primer concierto incluirá obras de compositores que rondan los 30/40 años: Clara Iannotta, Marco Momi, Vincenza Cabizza, Daniele Terranova y el recordado Fausto Romitelli, representan tendencias que además de profundizar la investigación de nuevas formas de ejecución, comparten desde distintos lugares el recurso de la electrónica.

El sábado, el segundo concierto estará dedicado a dos figuras “históricas” de la música italiana del último siglo: Luciano Berio y Franco Donatoni. De Berio se escucharán Sequenza VI (1968) para viola, Sequenza VIII (1976) para violín y Sequenza XIV (2002) para violonchelo. En tanto, las tres obras de Donatoni en programa, darán cuenta del desarrollo creativo del compositor veronés, desde la indeterminación hasta el desarrollo de una sutil forma de autonomía. El último concierto de la serie, el domingo a las 18.30, incluirá obras de Ivan Fedele y Mauro Lanza, compositores de la generación intermedia, en el cruce de los siglos XX y XXI.

Para Gorli, la relación con el pasado podría ser uno de los grandes temas de la música de este tiempo y si bien reconoce el diálogo intergeneracional, advierte que se da de distintas maneras. “La relación con el pasado está siempre presente en el ser humano y por tanto en cada compositor, pero puede ser muy diferente de caso a caso. Hay compositores del siglo XXI que todavía reconocen a sus ‘maestros’ entre los compositores del siglo XX, y otros que ignoran totalmente la música del pasado buscando referencias en sus contemporáneos, mirando casi sólo a los presentes”, comenta el director. “Es posible que la razón de esta mirada esté en la velocidad cada vez mayor de los cambios en la sociedad y la tecnología”.

–El término “música contemporánea” quedó atado a la música del siglo XX. ¿Qué es la "música contemporánea" para el Divertimento Ensemble?

-El término “música contemporánea” nació a principios del siglo pasado y hoy parece indicar no tanto la música que se escribe en la actualidad sino la de los últimos 100 años, digamos la música no tonal. Esto crea una gran confusión. Para el Divertimento Ensemble, la música contemporánea es la música de hoy, la compuesta en los últimos años, acaso la que interpretamos por primera vez. También hacemos música del siglo XX, claro, pero con la conciencia de que estamos interpretando piezas “históricas”.

-El Divertimento Ensemble nació en 1977. Desde entonces han pasado muchas cosas en el mundo y en la música. ¿Cuáles fueron las principales preocupaciones, estéticas y también ideológicas, que han guiado la actividad del grupo en estos años?

-Siempre recibí estímulos de lo que pasaba a mi alrededor, en el mundo y en el pensamiento musical. Estímulos que cambiaban continuamente. Hubo momentos en los que sentí que tenía que ir decididamente contra la corriente, otros en los que esto no era necesario. En otros momentos me pareció útil defender cierto pensamiento musical contra quienes lo amenazaban y hubo otros en los que no vi adversarios. Hoy, más que antes, los graves problemas de la migración desde el sur del Mediterráneo nos han empujado a introducir el tema de la hospitalidad en muchos de nuestros proyectos musicales, del mismo modo que la necesidad de una transición ecológica impuesta por el cambio climático también ha entrado en nuestros proyectos más recientes. Por otro lado, el uso forzoso de lo digital que provocó la reciente pandemia cambió nuestra forma de trabajar y en parte también nuestras elecciones estéticas.

-¿Existe alguna línea estética con la que se sienten más cercanos, o como conjunto intentan la misión de dar cuenta de lo que existe en la música contemporánea?

-Dar cuenta de todo lo que existe en la música hoy sería una empresa imposible. Hay tantas líneas, estéticas y razones por las que se escribe música que no serían suficientes los conciertos que hacemos cada año. Pero sobre todo, sería imposible abordar cada género musical con la misma pasión y la emoción que una partitura demanda. Sin pasión y emoción, faltaría un elemento esencial para la comprensión e interpretación de cualquier música. La neutralidad no conviene a un intérprete, claro, y lo digo desde mi largo pasado como compositor. De todas maneras, esta “limitación” para hacer todo se ve compensada por nuestra curiosidad, que ciertamente amplía el panorama de lo que consideramos interesante.