Todo lo que escribió es verdad, remarca Soriani, pero aclara que "Los días..." es también el libro sobre el padre.

Escribe: "Cuando mi padre me llevaba al colegio, en la década del sesenta, compartíamos un juego que él decía haber inventado. Ibamos tomados de la mano -yo tenía 7 años‑ y de pronto papá decía 'Alto', y ahí nos quedábamos, inmóviles los dos, en la posición en que nos sorprendía su grito. El que se movía primero, perdía".

"Mi viejo -dice el hijo‑ es una figura muy particular, muy trascendente, tengo una deuda de gratitud enorme con él y recién pude dimensionar la magnitud de lo que habrá sufrido cuando yo fui padre. Estaba en las antípodas de mi pensamiento político pero fue un padre presente que me acompañó durante los nueve años que pasé por las cárceles de Magdalena, Rawson, Devoto y Caseros. Era un militar retirado y de derecha, antiperonista, yo era del PRT‑ERP, discutimos de política hasta sus últimos días, nos unía la pasión por River, le gustaba mucho la música clásica y también "El Oso" de Moris, "La Balsa" de Los Gatos, "Hombres de Hierro", paradójicamente, de León Gieco, que escuchábamos juntos. Creo que dimensioné el profundo amor que nos teníamos cuando fui papá, y este libro, con un poco de culpa, es una manera de homenajear la figura de mi padre. Un personaje entrañable, querible, un compañero de toda la vida que no me abandonó hasta el día que falleció en marzo en 1989. El capitán Soriani".