7 - RESISTENCIA

(The Creator, Estados Unidos/2023)

Dirección: Gareth Edwards

Guion: Gareth Edwards y Chris Weit

Duración: 133 minutos

Intérpretes: John David Washington, Madeleine Yuna Voyles, Gemma Chan, Allison Janney y Ken Watanabe.

Estreno en salas

Menudo desafío tiene la ciencia ficción, pues muchos de sus preceptos históricos ya tienen poco de “ficción” y son parte de la realidad. Si uno de ellos fue la relación entre la robótica y las computadoras con la humanidad, hoy en Corea del sur hay casi mil robots por cada diez mil empleados, al tiempo que cualquier mortal con internet puede “charlar” con la inteligencia artificial a través del ChatGPT. Pero son sistemas imperfectos, falibles, lejos de la precisión quirúrgica y la capacidad de solucionar todos los problemas del mundo que muchos auguraban. Alrededor de esa premisa orbita Resistencia, imprecisa traducción latinoamericana del The Creator original, que comienza en un futuro cercano muy parecido al presente en el que la IA ya no es una novedad ni causa sorpresa, sino que está ensamblada en la rutina diaria de las principales ciudades. Todo marcha sobre rieles, hasta que un bombardeo sobre Los Ángeles causado por un decisión errónea del dispositivo, atribuido a un razonamiento propio, deja un millón de muertos.

Podría pensarse que la última película de Gareth Edwards, el director de Godzilla (2014) y Rogue One: Una historia de Star Wars (2016), hará de la tecnología autosuficiente la villana del relato. O sea, lo que hace la ciencia ficción desde siempre: patentizar las preocupaciones contemporáneas sobre el futuro de la tecnología del momento. Pero Edwards subvierte esa idea ubicando a la IA y a las criaturas creadas con ella como heroínas, como una más de las tantas víctimas del ser humano. O, mejor dicho, de la costumbre de Estados Unidos de destruir todo aquello que no le guste. Como la aquí llamada “Nueva Asia”, región que reúne a varios países del Lejano Oriente y que no acepta la imposición de prohibir esa tecnología luego del bombardeo. Allí la vida continúa como si nada, con hombres, mujeres y humanoides conviviendo a la par, tal como se muestra en el racconto previo a los créditos de apertura.

La acción salta al año 2065 y encuentra a Estados Unidos, para variar, guerreando en algún lugar que difícilmente sus ciudadanos puedan ubicar en un planisferio, este caso Nueva Asia, donde las fuerzas armadas hacen lo imposible para evitar que la IA siga utilizándose. El menú del combate incluye una gigantesca nave espacial, llamada NOMAD, que desde las alturas elimina criaturas que no parezcan humanas, así como también la infiltración de soldados. Uno de ellos es Joshua (John David Washington) y está casado con mujer local (Gemma Chan), con la que esperan un bebé. Herido en combate por los suyos, Joshua pierde todo, y un tiempo después lo convocan desde NOMAD con la promesa de que su familia está viva. Y allí comienza el recorrido de este muchacho por las zonas más inhóspitas y boscosas de Nueva Asia. Que Vietman y Camboya hayan sido las locaciones sirve en bandeja la posibilidad de trazar un puente entre este escenario y el ocurrido allí desde los comienzos de la década de 1960 hasta 1975, cuando las imágenes de los helicópteros norteamericanos huyendo de la Embajada que dieron la vuelta al mundo humillaron a la potencia derrotada.

El periplo de Joshua mezcla el del personaje de Kevin Costner en Danza con lobos y el de Sam Worthington en Avatar, pues allí descubre que los supuestos malos en realidad no lo son y que, quizás, el enemigo sea su propio bando, a quien termina combatiendo. Sobre el Ecuador del metraje, Resistencia se entrega al cine de acción apelando a escenas de batallas e infiltración que el realizador británico filma con buen pulso y la capacidad suficiente para clarificar la dinámica de las peleas. Deudor de casi todas las películas de ciencia ficción icónicas de las últimas décadas (Terminator y Star Wars, pero también Yo, robot y la mencionada Avatar), el resultado es un ejercicio de género convencional en su desarrollo (no así en su premisa, como ya se dijo) y por momentos víctima de sus ínfulas de trascendencia, cortesía principalmente de la banda sonora a cargo de Hans Zimmer, pero resuelto con un grado de oficio que lo vuelve quizá no inteligente, pero sí muy efectivo.