A una hora del inicio del partido entre Rosario Central y Huracán, las luces del estadio seguían sin encenderse del todo. La pregunta sobre los motivos circulaba en el aire, hasta que apareció por el túnel la familia de Ivana Garcilazo, la chicha asesinada en Lagos y Pellegrini tras el clásico rosarino del sábado pasado. Los integrantes de la familia recorrieron el perímetro del Gigante de Arroyito con un cartel en el que se pedía justicia por Ivana. Un cálido y respetuoso aplauso bajó desde los cuatro costados del estadio, como una suerte de apoyo a la lucha de los allegados a la víctima de tan doloroso crimen.