Los peritajes probaron que el ADN hallado en el cuerpo de la joven Anahí Benítez pertenece a Marcelo Villalba, uno de los acusados y detenidos por el crimen de la joven que había desaparecido el pasado 29 de julio y fue encontrada seis días después semienterrada en una reserva de Lomas de Zamora.

Villalba fue el tercer detenido en la causa, acusado de encubrimiento agravado, en complicidad con Bazán, quien hasta el momento era el principal sospechoso y lleva casi un mes detenido. El primer demorado había sido un profesor de Anahí, pista que se descartó rápidamente. El hombre que ahora se transformó en el principal sospechoso fue arrestado luego de que su hijo, de 17 años, dijera que le había regalado un celular que, en realidad, le pertenecía a Anahí. 

Esta semana se confirmó que la joven fue abusada sexualmente mientras estuvo privada de su libertad, luego de que aparecieran rastros de semen en un hisopado. Si bien en la autopsia no se habían observado lesiones compatibles con una violación, con el resultado del hisopado los investigadores dieron por acreditado que la adolescente fue víctima de abuso. Los investigadores también comprobaron que la joven había sido drogada con un potente sedante puesto en la comida, mientras estuvo privada de su libertad. 

Hasta el momento, la fiscalía investigaba como principal sospechoso a Bazán, acusado de haber mantenido a Anahí secuestrada en su casa de la Reserva Natural Santa Catalina, con la complicidad de otra persona “bajo amenazas o medios narcóticos a determinar” y que durante el cautiverio, por lo menos uno de los captores cometió un “abuso sexual con acceso carnal al menos una vez”. El resultado invierte la situación y abre una nueva línea de investigación.