La presentación del tercer libro de Mariana Vacs promete ser una fiesta. Titulado Nadie muere en su sueño, el poemario fue publicado en Toluca, México, en la colección Diablada de la editorial Diablura. Nacida en Rosario en 1967, autora de Infimo Infinito (Tantalia, 2006) y de Espina de Maguey (El Mono Armado, 2012), Mariana Vacs viene trabajando en una obra poética de rara y elevada calidad, donde combina la reflexión sobre la poesía con un pensamiento crítico que se condensa en la figura protofeminista de Sor Juana Inés de la Cruz.

Desde ese centro irradian cauces en su vida y obra. Escribiendo siempre a partir del asombro o de un cierto vacío (vacío en tensión, contemplativo y enérgico; no la oquedad del tedio), Vacs encontró una afinidad con Hugo Padeletti, a quien eligió como maestro. Aceptado el desafío, Padeletti le transmitió un saber hacer sobre la musicalidad de la sílaba en verso libre. La brevedad es crucial en ambos y también en los epigramistas latinos, como Marcial, cuya lectura fue otra de las influencias en la poesía de Vacs; especialmente, en su humor.

Un primer viaje a México (descubrimiento del que da cuenta en su segundo libro) la llevó al país de su admirada Sor Juana y a conectar dos escenas culturales, siendo editora literaria de Ahí va el agua, revista online editada en San Luis de Potosí (México), y embajadora en Rosario del Festival Internacional de Poesía Grito de Mujer en 2011.

"Escribo, que es cosa recia", dice la precursora mexicana del feminismo en el epígrafe. "Si abandonás las palabras/ no hay sitio donde llegar/ no queda sitio donde esconderse", la interpela Vacs. Y luego formula su arte poética: "La sombra/ de la palabra/ se escribe/ en el agua,/ estela/ que se hunde/ y emerge;// aura de pez/ en la superficie/ surco profundo/ de la mente". ("Surco de agua", pág. 18).

El amor está hecho de palabras y Mariana Vacs lo sabe. Sigue a su heroína literaria hasta México pero no hasta el silencio místico. Los epigramas iniciales o finales de estos poemas portan la potencia del conjuro. "Ya no puedo abrazarte/ me he convertido en sombra", concluye "Pesadilla". "Tus ojos son mi patria", comienza "Patria".

Sin embargo el horizonte de lo inexpresable acecha y constituye, con su reserva latente de sentido, la condición de posibilidad de esa palabra que es, a su vez, poética, es decir, creadora: creadora de lazo amoroso en ausencia. "Te nombraré/ con los nombres muertos/ de otras lenguas/ que se escapan en el agua. (...) Tal vez los idiomas/ solo sean humo/ que se escribe en el aire", dice en "Antes de Babel". Dudar del poder de la palabra, temer que lo dicho se hunda en el agua o se esfume en el aire, lleva a recomenzar el trabajo de cargar de afecto y goce esa letra que corre peligro de volverse lengua muerta.

Si Espina de Maguey era ya un libro mexicano por su temática, Nadie muere en su sueño participa de una cosmovisión latinoamericana. Concluye con el texto del título, escrito en prosa poética como alegoría, personal y colectiva, de la búsqueda de un saber perdido.

Otra notable poeta rosarina, Sonia Scarabelli, presentará el nuevo libro junto a la autora y a Silvia Guidobaldi y Roka Kessuanie, quienes ofrecerán música en vivo. La celebración es este viernes 2 de diciembre a las 20, hasta el 3 de diciembre a las 2, en Let's Dance Music Club (Callao bis esquina Güemes).