"Quiero provocar al espectador que ama la provocación", dijo el artista Marcelo Pombo en las vísperas de su inauguración de Remix, su exposición que se abrió al público el viernes y se inauguró el sábado pasado en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro, Boulevard Oroño y el río), cuyos siete pisos ocupa hasta el 12 de noviembre.

Como curador y artista a la vez, Pombo mezcla ambas funciones en una muestra ecléctica destinada a incomodar al público habitual del arte contemporáneo con elementos que la proverbial prolijidad de ese estilo cosmopolita suele dejar afuera: rasguidos de guitarra criolla, tejidos indígenas, visiones de extraterrestres, cacharros de barro, el retrato y la obra documentalista de un reportero gráfico, la imagen en terracota de una niña campesina y un tono general de "boda gitana" que parece entusiasmar especialmente al autor de Dos cepitas.

Creada a mediados de los '90, Dos cepitas es junto con otras de Marcelo Pombo una de las obras fundacionales de la colección de arte contemporáneo del Macro, institución a la que el autodidacta nacido en 1959 en Buenos Aires apostó desde sus inicios, y que en 2008 lo llamó como curador de una muestra patrimonial sobre el Grupo Litoral. Fascinado con lo que encontró en los depósitos del museo, hoy redobla la apuesta con hallazgos locales provenientes de su propio "Museo Argentino de Arte Regional" (MAAR), que no es ni más ni menos que una página en Flickr. https://www.flickr.com/photos/museoargentinodearteregional.

El subtítulo, "Nuevos y otros artistas del Grupo Litoral", es engañoso. Los artistas que exponen en Remix son Marcelo Pombo, Mele Bruniard, Claudia Del Río, el alfarero Rubén Winkler, la artista textil neuquina y pintora visionaria María Cristina Ríos Iñíguez, el fotógrafo y videasta Rubén "Palomo" Lescano, el músico Matías Somaliva, la escultora rosarina Nelly Giménez Vallana, alumnas y alumnos de la Escuela de diseño de indumentaria de Rosario y el escultor cordobés Miguel Angel Budini: la suya, Las leñitas (1949) es la única de las obras que proviene de la colección histórica del Museo Castagnino.

De Winkler en adelante, la lista de nombres da cuenta de un arte local que de tan abundante y omnipresente los rosarinos tienden a confundirlo con una naturaleza. Pombo cuenta que las esculturas de Giménez Vallana están en los ingresos de muchos edificios. La misma ubicuidad puede predicarse de Palomo mismo, los hermosos tapices de Ríos Iñíguez (discípula, entre otros, del salteño Francisco Cruz, el peruano Máximo Laura y la artista mapuche Ermelinda Painenqueo) y las creaciones de Winkler. "Son profesionales, no son amateurs, no son marginales; no es el suyo el lugar del outsider sino que se trata de gente muy asentada, que es feliz haciendo lo que hace", declara Pombo. Lo que no sospecha es que el público local probablemente va a estar encantado con esta exposición. No existe casi en Rosario, como sí hay en Córdoba o en Buenos Aires, una burguesía culta compradora de arte contemporáneo. Posiblemente muy pocos puedan leer cierto guiño de Pombo, en el séptimo piso: un televisor emitiendo ruido blanco que alude a Situación de tiempo (1967), obra de David Lamelas que según Pombo representa a la esperanzada Argentina desarrollista y que ya fue parafraseada por otros artistas del arte contemporáneo crítico. Más información en: http://rosarioremix.castagninomacro.org.