“Era 1977 e integrábamos el Grupo MIA, un colectivo artístico que nos permitió la libertad en un momento histórico donde no la había. Ya entonces fue singular esta experiencia de contrapuntos, discantos e improvisaciones donde también jugamos con diversas lenguas y músicas populares de nuestra tierra. Recién salidas de la infancia, aprendimos precozmente a cuidarnos y a cuidar la música que siempre nos protegió”, recuerdan Liliana Vitale y Verónica Condomí sobre el nacimiento de dúo que las unió por cuarenta años, y que sigue siendo un proyecto artístico y de vida compartido.

A comienzos de los ‘80 –y muy impulsadas por la “bendición” de Egberto Gismonti, quien en una visita a la Argentina las halagó y eligió para acompañarlo en su concierto, según recuerdan en la nota con PáginaI12– grabaron dos discos de vinilo: Danzas de Adelina y Camasunqui, que en 1997 fueron editados en un CD que lleva sus nombres, siempre a través del sello CICLO 3, aquel que surgiera como parte del laboratorio creativo de MIA, y con el tenaz impulso de “DonVi” Vitale y Esther Soto. Los años transcurrieron entre proyectos solistas y compartidos con otros músicos, pero siempre volviendo de una u otra manera al dúo, presentándose cada tanto en distintos contextos y salas del país. 

En 2010 volvieron a grabar y mostraron Humanas –voces–,  con improvisaciones grabadas en vivo, canciones argentinas y temas originales. Elementales, este último disco, profundiza en ese juego de improvisaciones que siempre fue marca del dúo, con juegos y sobregrabaciones de las voces e instrumentos, “y también cantando simplemente canciones que amamos”, dicen ellas.