Se llega al dique después de dejar atrás San José de Jáchal. Y es uno de los parajes más bellos de la ruta, un enorme lago situado donde nacen el río Blanco y el arroyo Jáchal, de aguas color turquesa y rodeado de montañas que de vez en cuando también parecen brotar en medio del embalse. El itinerario dibuja una curva tras otra y forma postales cada una más bella que la anterior, acompañadas por un viento que será fuerte sobre todo después del mediodía (la hora ideal para lanzarse a los deportes a vela). El fenómeno se debe a la formación de una suerte de “embudo” en la parte del valle donde se reciben las corrientes de aire: allí mismo ganan velocidad y se dedican a hacer bailar autos sobre la ruta y levantar grandes olas sobre la superficie del lago.