El Gobierno envió ayer al Congreso el proyecto de ley de renovación del impuesto sobre los Créditos y Débitos bancarios, conocido como el “impuesto al cheque” hasta el 31 de diciembre de 2019. La renovación se plantea a pesar de las versiones acerca de que el equipo económico estudiaba reducir el peso de este tributo, que en teoría vence a fines de este año.

 Uno de las modificaciones planteadas es que el 70 por ciento de la recaudación del impuesto al cheque vaya directamente al Anses, sin pasar por el Tesoro Nacional, como ocurre en la actualidad. Pese a que, de ese modo, un alto porcentaje del tributo no será coparticipable, no está prevista en el proyecto ninguna compensación para las provincias, a contramano del histórico reclamo de las jurisdicciones del interior.

 El Gobierno dejó entrever meses atrás que quería eliminar o reducir es el impuesto a los débitos y créditos bancarios instrumentado por Domingo Cavallo en el 2001. Desde el Ministerio de Hacienda anticipaban que sería reemplazado por “un impuesto a las tenencias de dinero en efectivo”. Sin embargo, el proyecto de ley que ingresó ayer al Congreso refuta a corto plazo esa posibilidad.