Georgina O. llegó a la tarde del sábado 9 de septiembre con la panza vacía y su beba de un año y tres meses en brazos. Una situación compleja: sin un hogar en el que vivir, con el papá de su hija preso, con uno de sus siete hermanos también cumpliendo condena, digiriendo la noticia de otro de sus hermanos recientemente enfermo de VIH, asustada porque la habían echado del único techo que tenía, y triste porque en esas horas, si estuviera viva, su mamá estaría cumpliendo años. Fue detenida ese mismo día, acusada de darle pastillas y alcohol a su hija y de intentar venderla en la zona de las cuatro plazas. Al siguiente lunes, el juez José Luis Suárez le imputó el delito de intento de homicidio agravado por el vínculo y ordenó su detención en la alcaidía de mujeres ubicada en la Comisaría 4ta. Al fin el Estado apareció en la vida de esta joven, aunque de la forma más punitiva y algo tarde para evitar que sucediera el fatídico hecho que casi le cuesta la vida a una beba. Desde la Multisectorial de Mujeres de Rosario cuestionan la forma en la que el Estado se hace presente en los barrios, y la realidad que les queda a las pibas jóvenes.

Lo más importante es que la niña se recuperó en el Hospital Vilela, que desde la Dirección de Niñez ya acompañan y analizan cuál es la mejor intervención que pueden hacer en el caso. Pasará los próximos seis meses con una familia solidaria y luego se analizará, en caso de que no se pueda lograr la revinculación con su familia biológica, la adopción definitiva. Respecto de la situación de Georgina, en buena hora, la Subsecretaría de Políticas de Género de la Provincia, a cargo de Gabriela Sosa, comenzará a vincularse con la joven. También se acercaron desde el área de género y desde el programa Nueva Oportunidad, ambos de la Municipalidad de Rosario.

Cuando declaró, Georgina aseguró que al quedarse sola y en la calle, compró un vino espumante y Clonazepam para ella, y un jugo y masitas para su hija, que consumió y que no recuerda haberle dado el cóctel a su pequeña. Paula Alvarez, la defensora del Servicio Público Provincial de la Defensa Penal que representa a la joven, explica que el informe médico realizado sobre Georgina indica que pasado el efecto del consumo, ya está orientada y en condiciones de comprender y participar en las audiencias de la causa. "Yo solicité la libertad de ella en la audiencia. Ella declara que se quiso autolesionar, pero no hacerle daño a la nena y que no recuerda lo que pasó porque estaba perdida. En función de ello, solicité una figura culposa que tiene una pena baja y permite la libertad de la persona. El juez no hizo lugar a mi pedido y consideró una figura dolosa que tiene un mínimo de diez años", explicó en referencia a la primera instancia judicial sobre el caso.

Ahora, en la causa, intentarán al menos corroborar formalmente lo que el juez supuso en la audiencia imputativa al asegurar que quien ingiere pastillas voluntariamente "tiene que asumir la culpa de los actos que vienen detrás de eso". "El mismo lunes se pidió que se profundizara en la situación de ella a través de juntas especiales de salud mental para que verifiquen con análisis si el tipo de medicación ingerida con el alcohol, al momento del hecho impactaba en la posibilidad de comprender lo que estaba haciendo", dice Alvarez y asegura que los resultados tardarán unas semanas en conocerse. "A raíz de eso veremos si solicitamos una audiencia para revisión de la medida cautelar como para ver una domiciliaria o llevarla a algún refugio", adelanta. También buscarán confirmar si la joven realmente está embarazada, como trascendió en los últimos días pero sin certeza alguna que lo acredite o lo descarte.

 

La joven madre afronta una grave imputación penal.

 

 

Fácil es acusar

La conmoción que generó el hecho provocó una invasión en el muro de Facebook de esta joven mamá, que fue acusada de asesina, y de cuanta barbaridad se pasó por los dedos de buena parte de la sociedad que se animó a condenar moralmente sin hacer, al menos, algunas preguntas. ¿Qué pasado acarrea esta madre de 19 años? ¿Cómo está constituida su familia? ¿Tiene familia? ¿Cómo fue su proceso de educación? ¿Pudo elegir el momento en el cual ser madre? ¿Intervino el Estado en su vida evidentemente problemática antes de hacerlo a través de un patrullero y la prisión dictada por un juez? ¿De dónde sacó el Clonazepam, una medicina que solo se permite comprar con receta médica, que luego tomó ella y terminó ingiriendo su beba? ¿A qué destino se condena a las mujeres víctimas de la indiferencia?

Desde la Multisectorial de Mujeres de Rosario, Liliana Leyes cuestiona la criminalización que recayó sobre Georgina y pide contextualizar el hecho en el contexto social que involucra a las pibas de los barrios. "Es un contexto en el cual el Estado está presente de la peor manera, en un desamparo muy grande", apunta. Y agrega: "Sufren muchísimo las pibas de los barrios, con la deserción escolar, con la ausencia de Educación Sexual Integral desde el nivel inicial, con la economía, porque las mujeres en los barrios están desempleadas. Este contexto es el que vulnera a toda la familia, lo que lleva a que, como en este caso, haya muchísimas jóvenes que no pueden encontrar un proyecto de vida que las contenga".

"Cuando suceden hechos como este, con la joven con toda una historia impresionante, se las estigmatiza y nosotras consideramos que son víctimas de la desolación y falta de acompañamiento", dice Leyes. En este sentido, opina que lo más fácil es señalar a la joven, pero más complicado es "ver cómo acompañarla para que ella pueda transformar su vida". Y, respecto de la posición de la Multisectorial para abordar las distintas problemáticas que afectan a las pibas de las barriadas, agrega: "Es muy difícil cambiar la realidad de una joven en un contexto de violencia por la falta del Estado, pero no es imposible. La forma es prevenir, sancionar y erradicar cada uno de los actos de violencia que sufren hoy las mujeres, y tiene que darse con un Estado presente con mayor presupuesto".

De la misma forma, Leyes también apunta a los otros delitos que envuelven la vida de los jóvenes en los barrios. Pero claro, como son delitos que comprenden a distintas esferas de poder, la ley no recae con tanta dureza como sucedió con Georgina. "Los narcos y la policía operan en los barrios para que las pibas consuman y sean rehenes del mercado de la droga. Si pudo darle Clonazepam a su beba es porque lo sacó de un mercado negro que existe en los barrios y sirve para matar lentamente a nuestros pibes y pibas".