Los candidatos empiezan de a poco a relanzar sus campañas de cara a octubre. La mayoría cuida sus recursos para los últimos 15 días y elige actividades que lo conecten más de cerca con la gente. Hay tiempo para los grandes despliegues, spots televisivos, debates, etc. Por ahora es más un recordatorio que otra cosa. En gran medida saben que no deben perturbar demasiado a un elector que, en general, está alejado de la política y de los discursos políticos. En la provincia y en la ciudad de Rosario quedan, sin embargo, unos cuantos interrogantes por develar. Agustín Rossi y Alejandra Rodenas apuestan a mantener el caudal de votos que le permitió ganar en la provincia de Santa Fe. Jorge Boasso quiere contener la fuga de sufragios que amenazan con irse a la lista oficial de Cambiemos, y Albor Cantard desea que su nómina macrista termine por superar al PJ para cantar victoria en Santa Fe. El Frente Progresista cree que a Luis Contigiani solo le queda crecer tras la magra cosecha electoral de las PASO. Atento y casi agazapado, Diego Giuliano, del Frente Renovador, quiere ver si algunos de los votos no kirchneristas de la interna del PJ terminan por caer para su lado.

El Frente Progresista enfrenta por estos días la tormenta perfecta. Los radicales empezaron a tomar decisiones que los afectan. Esta semana, tres funcionarios de la UCR del gobierno municipal dieron un portazo, guiados por el líder del partido a nivel provincial, Julián Galdeano. "Se fueron para provocar un impacto político" repetía una fuente del socialismo que atribuyó también la huida al resultado de las PASO que terminó por convencer a varios radicales de que es el momento justo para dejar la coalición que les permitió llegar al gobierno de Santa Fe hace una década y que hoy vive sus horas más difíciles.

La Secretaría de la Producción que dejó Ignacio Del Vecchio ya la habían abandonado años atrás Martín Rosúa y también Sebastián Chale. Fueron momentos políticos diferentes, pero todos usaron el mismo argumento: "No nos tienen en cuenta, no nos convocan ni aceptan nuestras propuestas. Estamos aislados", repitieron casi con exactitud los tres cuando les tocó dejar la misma secretaría y para describir lo difícil que puede ser la relación con el socialismo.

Pero ahora el escenario es de fuga. Los resultados electorales le indican a los radicales que apostaban al doble estándar de alianzas con el PRO a nivel nacional y con el PS en la provincia que ese tiempo terminó. El mensaje del electorado para el socialismo fue contundente y todos saben que será muy difícil revertir esa situación.

Por su lado, los socialistas siguen apostando a una incierta tercera vía pero más inclinados a la tendencia de la sociedad. Es decir, más inclinados para el lado del PRO. Así lo demuestra el gobernador Miguel Lifschitz en cada una de sus acciones. A veces contradictorias, pero siempre queriendo ser aceptado por el poder central. Basta recordar su último discurso en el aniversario de la Bolsa de Comercio de Rosario donde disparó que por fin "dejamos atrás una década de populismo". O su relación con el presidente Macri en el acto de inauguración de un tramo de la ruta 34 a la altura de Rafaela, donde los gestos fueron más allá de la relación que deben tener por cuestiones institucionales ambos mandatarios.

Parece ser que la campaña seguirá por esos carriles "no soy de aquí ni soy de allá". La idea es decir "no coincidimos mucho con el PRO" pero "aborrecemos al kirchnerismo". Esa es la línea argumental del massismo, que está sumamente devaluada. Si algo quedó claro en estas PASO es que la gente elige "originales". O les gusta Mauricio Macri, o les gusta Cristina Fernández de Kirchner y ese es un verdadero problema para socialistas y para renovadores.

Una sola mención de la ex mandataria en el reportaje con Luis Novaresio, fue aprovechada por el PS para descargar una andanada de críticas sobre Cristina y tomar distancia. En la nota, la ex presidenta mencionó el nombramiento como jefe de Policía de Hugo Tognoli, preso por connivencia con el narcotráfico. "¿También me van a echar la culpa a mí de eso?", se preguntó, y los socialistas hicieron fila para descargar su furia.

 

Alberto Gentilcore

 

 

Mientras tanto, en Rosario

Para las elecciones locales del 22 de octubre, también quedan incógnitas por resolver. No muchos creen que Roy López Molina y Anita Martínez puedan mantener la catarata de votos que juntos cosecharon en la peleada interna que protagonizaron, aunque sigue siendo la lista con más proyección. Por su lado, Roberto Sukerman es el candidato con más posibilidades de incrementar su caudal electoral. Sacó menos votos en Rosario que la lista que encabezó Rossi a diputado, pero varios contrincantes internos y externos del peronismo ya no serán de la partida. ¿Adónde pueden ir a parar los votos de Armando Perichón, los de Alfredo Curi, los de Fernando Rosúa, los de la Chancha Cozzoni? Sukerman cree que irán a su lista.

También en esos votos "sueltos" confía Pablo Javkin, que sufrió en parte el castigo que ejerció el electorado para con el socialismo en estas PASO. El secretario general de la Municipalidad mostrará más su figura personal que la gestión en esta segunda etapa. Entre los votos nulos que se contabilizaron, los que fueron a otros precandidatos que ya no están y los de la gente que no fue a votar pero sí lo hará el 22 de octubre, se cree que hay más de 100 mil votos dando vueltas y para repartirse en Rosario.

En ese espacio también pugnarán Carlos Cossia, Daniela León, Martín Rosúa, Eduardo Trasante y Majo Gerez. Todos con distintas posibilidades y, en el caso de los tres primeros, con expectativas de renovar sus bancas que caducan el 10 de diciembre.

Lo que nadie puede saber con exactitud es si en el escenario local de octubre volverá a operar la polarización que se vio en las PASO o si, por el contrario, con menos candidatos en cancha el diseño de la boleta única con fotos y nombres más grandes, permitirá un juego de selección mucho más fina. Todo está por verse.