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Desde Lima

Después que el Congreso de mayoría fujimorista destituyó al gabinete ministerial al negarle el voto de confianza, el presidente Pedro Pablo Kuczynski nombró ayer un nuevo gabinete. Varios ministros del saliente han sido ratificados. El Congreso opositor deberá darle el voto de confianza al nuevo equipo ministerial, para lo que tiene un plazo de 30 días. Si no lo hace, el presidente puede disolver el Parlamento unicameral que controla el fujimorismo y llamar en cuatro meses a elecciones legislativas. La Constitución señala que esa posibilidad se abre en caso que el Congreso niegue la confianza a dos gabinetes ministeriales. Con esa espada sobre su mayoría absoluta, voceros fujimoristas dejaron entrever que darán el voto de confianza al nuevo gabinete. Lo contrario significaría jugarse su mayoría parlamentaria en nuevas elecciones. Esa opción es una carta que juega a favor de Kuczynski. 

Cambia el gabinete, pero no el perfil pro empresarial del mismo, ni la línea del rumbo del gobierno. Envalentonada luego de la censura al gabinete, la mayoría fujimorista le había exigido públicamente al presidente que cambie a todos los ministros –pero no el modelo neoliberal cuya defensa comparte con el gobierno– y amenazado con negarle el voto de confianza si no lo hacía. Pero PPK, como se lo llama al presidente, ha cambiado a sólo seis ministros, incluyendo la jefatura del gabinete, y ratificado a otros trece miembros del gabinete censurado.Los fujimoristas, con la sombra de un cierre del Congreso que maneja a su antojo acechándolos, retrocedieron rápido en sus amenazas públicas y cambiaron el tono agresivo por mensajes de saludo al recién juramentado gabinete. 

PPK nombró como nueva presidenta del Consejo de Ministros a su segunda vicepresidenta y congresista oficialista, Mercedes Aráoz. Economista neoliberal ligada a los intereses empresariales, como su destituido antecesor Fernando Zavala, Aráoz fue tres veces ministra en el muy cuestionado gobierno de Alan García (2006-2011), en el cual ocupó las carteras de Comercio Exterior, de Producción y de Economía. También fue funcionaria de la dictadura de Alberto Fujimori. Fue efímera candidata presidencial del partido del ex presidente García en las elecciones de 2011. Con un respaldo que no pasaba del 3 por ciento, debió renunciar a la candidatura. Tiempo después pasó a respaldar a PPK para las elecciones de 2016.

Como ministra de García, Aráoz cerró el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y promovió acuerdos en ese sentido con otros países. Durante su gestión ministerial en ese gobierno, impulsó y defendió un paquete de leyes que afectaba la propiedad de las comunidades indígenas amazónicas sobre sus tierras para facilitar el ingreso de empresas extractivas. Esas leyes generaron una protesta indígena duramente reprimida por el gobierno de García, que terminó con 33 muertos, entre pobladores y policías. Aráoz ha sido considerada como una de las principales responsables políticas de ese grave suceso.       

La crisis de gabinete se generó por la anunciada censura a la titular de Educación, Marilú Martens, a la cual el gobierno respondió pidiendo el voto de confianza para todo el gabinete, el que perdió. Martens, como era de esperar, está entre quienes se va. La reemplaza el educador Idel Vexler, quien fue viceministro del sector en los gobiernos de Alejandro Toledo (2001-2006) y Alan García. En Economía, despacho que Zavala venía ejerciendo a la par de la presidencia del Consejo de Ministros, ingresa la economista Claudia Cooper, que hasta ayer era viceministra del sector, lo que asegura la continuidad de la política económica alineada con el neoliberalismo. Los otros cambios son en Vivienda, donde PPK ha colocado al congresista oficialista Carlos Bruce, quien ya ejerció ese cargo en el régimen de Toledo y que es uno de los principales operadores políticos de un gobierno que carece de ellos y con cuya presencia el presidente espera reforzar el manejo político de un gabinete empresarial y técnico; en Justicia y Derechos Humanos, donde asume el ex presidente de la Corte Suprema, Enrique Mendoza; y en Salud, cartera a la que ingresa el académico Fernando D’Alessio, alguien sin trayectoria política. El resto del gabinete fue ratificado. 

Este nuevo capítulo en el enfrentamiento entre el gobierno y la oposición fujimorista ha dejado a ambos golpeados. Pero el fujimorismo parece perder más. Acostumbrado a hostigar ministros para golpear y acorralar a un presidente al que no le perdona haber derrotado a Keiko Fujimori en las elecciones de 2016, el fujimorismo sabe que si vuelve a tumbar otro gabinete ministerial el Congreso que ellos manejan con una mayoría acostumbrada a la prepotencia sería cerrado. Por su parte, el gobierno, a pesar del golpe encajado con la caída del gabinete ministerial, ahora queda mejor posicionado y con un nuevo gabinete ministerial más protegido frente a una agresiva oposición con afanes desestabilizadores.