Cruje otra vez la principal fuente de trabajo en Firmat y alrededores del sur santafesino. El directorio de la fábrica de cosechadoras Vassalli quiere achicar una quinta parte de la planta de operarios y ya no sólo se vale de ofrecer retiros voluntarios sino que emprendió una estrategia más agresiva: acaba de suspender a veinte empleados con el pretexto de una razón disciplinaria, y empezó a cambiarle los horarios de trabajo al personal, según revelaron desde la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). "Es una burda maniobra para forzar a que el trabajador renuncie", interpretó Pablo Cerra, representante legal del sindicato. La peor señal -evalúan- es la falta de diálogo: la empresa ayer faltó a la audiencia de conciliación que había convocado el Ministerio de Trabajo provincial.

El gremio metalúrgico denunció que el directorio de Vassalli Fabril SA violó lo pactado en el acuerdo firmado el año pasado, cuando asumió el rescate de la compañía. Las condiciones aceptadas por la patronal, entonces, eran no despedir a ningún empleado y no modificar el régimen de trabajo, al menos hasta el 31 de diciembre de este año. Pero la luna de miel no duró tanto. O ni siquiera hubo.

La fábrica que Roque Vassalli fundó en 1941 y se erigió líder nacional en el rubro pasó en mayo de 2016 a manos de un grupo de cinco concesionarios que comercializaban esas cosechadoras: las cordobesas Nicola Hnos, Girolami SA, Aníbal Barbero; y las bonaerenses Mandrile y Aguirre, y Agrícola Noroeste SRL. Se la presentó como una operación de rescate de la firma, complicada por el fracaso de un contrato de exportación a Venezuela y una deuda de 187 millones de pesos con el Banco Nación. La última de la dinastía, Mariana Rossi Vassalli, dejó la presidencia, que ocupó Néstor Girolami, secundado por Gastón Aguirre y Sergio Barbero.

La empresa emprolijó su deuda con el Banco Nación con un plan a 10 años, a una tasa del 15 por ciento. Y para encarar su plan de negocios se acogió al Programa Nacional de Transformación Productiva, y con ese paraguas salió a apurar al personal con retiros voluntarios. Desde los primeros meses de este año la empresa empezó con esa propuesta: la renuncia a cambio del 60 por ciento de la indemnización en diez cuotas, con la expectativa de deshacerse de 100 a 150 operarios para corregir lo que consideran es "falta de competitividad". Cuarenta trabajadores accedieron a eso y renunciaron. Y ahora la patronal va por más.

"Siguen queriendo forzar a la gente a tomar el retiro -develó el abogado Cerra-. Firmat es una ciudad chica, y todos saben que cada obrero de Vassalli tiene, además, otra ocupación, otro empleo o actividad, y entonces adrede les están cambiando la jornada laboral para desgastarlos, para complicarles la vida hasta que renuncien. A tal punto llega la malicia patronal que las suspensiones han sido enmascaradas como sanciones disciplinarias, curiosamente se las aplicaron a veinte al mismo tiempo en un mismo acto", despreció el letrado ayer, en diálogo con Rosario/12 y luego de la audiencia en la cartera laboral a la que la empresa faltó.

La autoridad ministerial reiteró la convocatoria a una nueva audiencia de partes para este viernes a la mañana. En el gremio metalúrgico se sinceraron y revelaron su pesimismo. "El peor síntoma es la falta de vocación de diálogo. Si el viernes no se presentan, esto irá de mal en peor", vaticinó Cerra.