Debido al proceso de envejecimiento que está sufriendo la población global, las enfermedades relacionadas con la edad avanzada van adquiriendo una mayor relevancia epidemiológica. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, entre 2015 y 2050 la proporción de la población en el mundo con más de 60 años pasará de 900 millones a 2000 millones, lo que representa un aumento del 12% al 22%. En Argentina, los mayores de 50 años superan ya el 24% total de la población, mientras que los mayores de 65 superan el 10%. De este total, casi la mitad de los mayores de 80 años tienen un deterioro leve o severo en sus capacidades cognitivas.

El deterioro cognitivo es una condición que afecta procesos mentales como la memoria, la atención, el lenguaje, comportamiento social e incluso el razonamiento, a tal punto de impedir quehaceres básicos de la vida cotidiana que tengan que ver con el desarrollo de tareas laborales, domésticas, y en caso más serios, el poder orientarse en espacios públicos o reconocer los rostros de personas conocidas.

El desarrollo de estas patologías lleva a las personas a no poder bastarse por sí mismas, muchas veces necesitan la ayuda de terceros para poder desenvolverse en su vida cotidiana, tienen que recurrir a un cuidador o una institución para poder desempeñarse en su vida cotidiana. "A pesar que hay muchas teorías de cómo deberían ser las condiciones para mejorar la calidad de vida en los residenciales geriátricos, estas no se aplican", afirma el psicólogo Mauricio Cervigni. Y ejemplifica: "Se sabe que un ambiente iluminado es más estimulante, sin embargo las instituciones están en penumbra o con luz blanca. Otro aspecto son los estímulos sonoros; están científicamente comprobados los beneficios de la música pero tampoco se tiene en cuenta. Si bien hay factores económicos que impiden generar mejores condiciones para los residentes, muchas veces se trata de falta de organización o de información".

Para trabajar sobre la problemática de la vejez, los psicólogos están desarrollando dos acciones que consideran prioritarias. La primera es un reconocimiento social y la difusión, poder visibilizar la enfermedad, así como dar a conocer las prácticas que evitan su desarrollo. Y la otra es capacitar a los alumnos de la Facultad de Psicología en la realización de tareas de prevención primaria, previo al trabajo en la clínica. "Es importante poner en el centro a esta población, que es de riesgo, construir un programa que se ocupe de los adultos mayores. Pensamos que en primer lugar tenemos que alertar sobre estas patologías, cómo se van desarrollando, cómo se evitan", considera Cervigni.

Para empezar a instalar el tema, los docentes, que dictan cursos en la Universidad Abierta para Adultos Mayores, junto a un grupo de estudiantes voluntarios, van a llevar adelante una serie de actividades  de extensión que tienen como objetivo informar sobre el deterioro cognitivo y cuáles son las pautas para retrasar el desarrollo de la enfermedad.

Si bien en el deterioro cognitivo es determinante la edad avanzada y por eso hay una mayor incidencia de una epidemiología relacionada con la vejez, existen factores que permiten amortiguar el avance de la enfermedad, llamados neuroprotectores. "Se trata de prácticas bastante simples y vinculadas a la salud en general, como realizar ejercicio físico tres veces por semana, comenzar una actividad intelectual desafiante, la actividad lúdica, mantener un régimen de alimentación saludable, moderar el consumo de sustancias adictivas, reducir el stress  y fomentar la vida social", detalla el investigador Pablo Martino.

El psicólogo explica que a veces la gente mayor vive aislada, demasiado conectada con medios de comunicación con mensajes negativos, muy violentos, que generan fobias y miedos irracionales, y eso produce un efecto de encierro y estrés que no ayudan al bienestar.

La primera campaña comenzará el 28 de septiembre y consiste en la instalación de una carpa en la plaza Pringles de Rosario, donde se informará a los ciudadanos sobre el deterioro cognitivo y los neuroprotectores. Los destinatarios son adultos mayores de 50 años y quienes estén interesados podrán someterse a un test para detectar alguna señal de deterioro.

"La campaña no apunta a diagnosticar, a quienes les interese se les hará un prueba para detectar algunas señales de un posible deterioro cognitivo futuro, se trata de un test de screening para establecer de modo muy global el estado de algunas funciones, como la atención o la memoria y en caso de que los parámetros se alejen de lo normal, se recomendará la consulta profesional a un neurólogo. De ninguna forma hablamos de rotular o aplicar un diagnóstico a nadie", explica Cervigni Las personas que participen firmarán un consentimiento para que sus respuestas puedan ser utilizadas de manera anónima en la investigación sobre la problemática. Los resultados de la campaña van a servir para tener información local sobre el deterioro cognitivo de la población y poder compararlos con los datos que existen a nivel nacional y mundial.

La actividad de Plaza Pringles será una experiencia piloto dado que los investigadores pretenden llevar adelante  una serie de campañas similares, en los distintos centros de distritos de la ciudad, para  acercarse a una población más diversa que la que circula por el centro. También existe la posibilidad de extender la experiencia a otras localidades de la provincia, y a otros puntos del país.

Las bases teóricas del trabajo están encuadradas en las neurociencias cognitivas, una rama de estudio vinculada a la estructura y funcionamiento del sistema nervioso y los procesos cognitivos asociados. Las instituciones que avalan el proyecto son el Centro de Investigación en Neurociencias de Rosario y el Laboratorio de Cognición y Emoción de la Facultad de Psicología de la UNR.

El centro fue creado formalmente en el año 2014 y tiene por objetivo impulsar la investigación relativa a las neurociencias y la neuropsicología en nuestra ciudad. Propone actividades de extensión y capacitación accesibles a la comunidad y tendientes a mejorar la articulación entre la producción del conocimiento y su aplicación concreta. El laboratorio es un centro de estudios en neurociencias, donde se desarrollan diferentes líneas de investigación y extensión vinculadas con lo emotivo y lo cognitivo.

(*) Integrante de la Dirección de Comunicación de la Ciencia de la UNR.