En el marco de la campaña “El Conti no se achica”, los trabajadores del centro cultural ubicado en la ex ESMA organizaron un festival para esta tarde, con la participación de Liliana Herrero, Bruno Arias, Cafundó, Cumbia Hasta el Lunes, Cristina Banegas, Chacovachi, Fernando Noy y Julia Amore, entre otros artistas. Será a partir de las 16 y con entrada gratuita, en Avenida del Libertador 8151. Desde la asunción del macrismo, la situación del C. C. Haroldo Conti es grave: está totalmente desfinanciado. Se sostiene por la voluntad y el deseo de los trabajadores, el público que respalda y artistas que se presentan sin cobrar honorarios. Por eso, este festival apunta a defender “la cultura y la memoria”.

Desde su inauguración en 2008, el Conti recibió fondos de la Secretaría de Derechos Humanos, que funciona bajo la órbita del Ministerio de Justicia. Actualmente afronta un vaciamiento. En el presupuesto para 2016 que la gestión anterior había presentado, se estimaba que precisaba cerca de 25 millones de pesos para funcionar. Según el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, alcanza con 7. No obstante, los trabajadores denuncian que el espacio está “completamente desfinanciado”. No hay dinero para fletes ni para honorarios de artistas. Siquiera para un botiquín de primeros auxilios. Las actividades, de todos modos, siguieron en marcha todo el año. Y este festival es el cierre de la campaña “El Conti no se achica”, que tuvo como fin hacer visible el conflicto.

El eje del festival es la “precarización” de los artistas que trabajan en el Conti, explica la delegada de ATE Ana González. “Sostuvimos la programación todo el año porque sentíamos un deber ético. Pero sobre la base de la precarización”, amplía. Es que luego de los espectáculos se pasa la gorra: una contradicción para una institución que, en teoría, depende del Estado. “Y en medio de todo esto, Avruj les dice a los medios que tenemos un presupuesto sobredimensionado. No ejecutaron un solo peso. En la página dice que las actividades son gratuitas: se disfraza como gestión del Estado la solidaridad de artistas que, comprometidos con las políticas de memoria y derechos humanos, aceptan precarizar su trabajo”, advierte González.

“Este espacio conjuga dos cuestiones. Es un centro cultural. Ya sabemos lo que el macrismo hizo en la ciudad con ellos. A la vez, es un espacio de memoria y reflexión. Y estamos viviendo un retroceso en las políticas de memoria, verdad y justicia”, analiza la trabajadora. “Avruj salió a decir que teníamos tantos millones y nosotros les decimos a los artistas que no tenemos plata. Nos coloca en un lugar de extrema incomodidad. Esto es lo que queremos denunciar”, concluye. Por otra parte, los sueldos de los trabajadores del Conti están a salvo.

La tristeza de un despido atravesará la jornada: el de Javier Margulis, director del área de Teatro desde los albores del centro cultural. Un despido sin motivo explícito –él supone que es su ideología política– y que tuvo un sinfín de vueltas. “Durante meses, que aún no he cobrado a pesar de seguir trabajando, quedé preso de una interna entre el Ministerio de Justicia y la Secretaría de Derechos Humanos, y un expediente que debía reincorporarme durmió en el escritorio de la subsecretaria de Coordinación, Silvia del Carmen Montemerlo. Como resultado, se hizo imposible mi reincorporación”, relató a través de Facebook. Esta semana, en esa red social, anunció que había quedado definitivamente despedido.

En diálogo con PáginaI12, Margulis lanza duras críticas contra Alex Kurland, nuevo director del Conti, quien hasta 2015 fue director artístico de la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. “No es artista, aunque se considere como tal. Se enfrentó con mi personalidad. Es director del área de Arte de la escuela Tarbuth, de zona norte, sionista, a la que van hijos de muchos funcionarios de este gobierno. Piensa que los artistas tienen que venir a trabajar gratis. Y les ofrece un canje: les paga a través de un contrato con Tarbuth para dar algún taller, presentar un espectáculo o participar de algún evento. Es muy tramposo. No tienen empacho de trabajar de una manera tan siniestra”, denuncia.

Margulis peleará por su recontratación e iniciará acciones legales contra Kurland por maltrato laboral. También contra la Secretaría por dejarlo trabajar “cuando ya no debía”, cuando supuestamente ya estaba despedido. “Me da tristeza, pero al mismo tiempo alegría por no ir más al territorio enemigo. Se ha transformado en una cosa terrible. Quisiera pelear desde adentro, pero por el momento seguiré peleando desde afuera”, asegura el director teatral.

Además de los artistas mencionados, participarán del festival Los Haroldos, Los Villurqueros, distintos elencos del Conti, el Grupo de Arte Callejero, Onaire (Colectivo Gráfico), Leandro Gabilondo y Marie Gouiric. Presentará la actriz Vicky G. Ninguno de todos ellos cobrará honorarios, claro está. “Me siento parte de la fundación de este espacio”, dice Cristina Banegas, que estuvo involucrada en el diseño de la sala de teatro. “Estamos en una travesía que no imaginábamos que sería tan siniestra. He ido muchas veces a participar de mil actos e iré una vez más. Todas las que sean necesarias para defender este lugar fundamental. No hay opción: hay que estar ahí”, expresa la actriz.

Liliana Herrero coincide. “Es una obligación personal. Lo necesito. Voy a participar de todos los actos que se hagan en predios destinados a la memoria y los organismos de derechos humanos. Este es un gobierno que cuestiona en términos cuantitativos la dictadura y la desaparición de las personas, como si fuera un problema de cantidad. Son unos sinvergüenzas”, protesta la cantante. “Hay que estar atentos y presentes. El abandono de estos lugares es el resultado de una política clarísima de despreocupación de la historia argentina. No hay que bajar los brazos. Hay que dar batalla a estas políticas nefastas”, concluye Herrero.