El gobernador rionegrino, Alberto Weretilneck, retiró su lista para diputados nacionales. La jugada, digna del libro Guinness, apunta a beneficiar a Cambiemos. 

El peronismo local venció con holgura en las Primarias Abiertas (PASO), con el 40,77 por ciento de los votos. Cambiemos obtuvo el 19,27 por ciento. Juntos Somos Río Negro, la fuerza del gobernador, rasguñó el 18,13 por ciento. 

Hay dos bancas en disputa. Con los números de las PASO, los peronistas se alzarían con ambas. Pero, como el sistema proporcional D’Hondt es generoso con las minorías, cualquiera de sus adversarios alcanzaría una si llegara a tener la mitad más uno de los votos del primero. La diferencia a descontar no era tanta, pero la división del espacio pan oficialista complicaba el escenario para la Casa Rosada. Weretilneck se retiró de la contienda, burlando a sus votantes y a quienes lo acompañaron. Y, prácticamente, resignando toda ambición futura en su terruño. Tal vez la haya permutado por promesas de gobernabilidad futura. 

Gris muy oscuro parece el futuro de un mandatario débil, frente a un Gobierno nacional agrandado. Opaco el horizonte de quien entrega algo ahora mientras espera pagos diferidos.

Como sea, Cambiemos pulsea para sumar un diputado más, aún a costa de arrojar a la banquina a un compañero de ruta.


Algo similar aunque menos espectacular porque su protagonista no es un gobernador, ocurrió en Tierra del Fuego. El dirigente radical Federico Sciurano retiró su lista, con el mismo objetivo que Weretilneck.

Las PASO arrojaron un resultado más reñido, en el que prevaleció la lista kirchnerista. Cambiemos entró segundo, la boleta de la gobernadora peronista Rosana Bertone quedó tercera, Sciurano cuarto. 

Con esas cifras, el kirchnerismo y Cambiemos se alzarían con un diputado cada uno. Pero como los márgenes entre el primero y el cuarto son estrechos, no está asegurado. Al retirarse el radical disidente le propicia a Cambiemos afirmar sus chances y, presumiblemente, quedar primero.


El senador Ángel Rozas se embroncó con el destrato que recibe desde la Casa Rosada y dimitió con estrépito a la presidencia del Interbloque oficialista en la Cámara.

Rozas es un hombre fuerte en su provincia, que gobernó en dos ocasiones. Campechano, astuto y duro a la vez, tiene buenas dotes para hablar en la tribuna y mejores para dialogar cara a cara. Revista entre los conservadores populares que son mayoría entre los gobernadores, de cualquier signo partidario.

No es un angelito disputando el poder. Cuando se celebraron las PASO chaqueñas le cerró las puertas a la menguada tropa de Cambiemos, valiéndose de la preeminencia boina blanca. Los dirigentes macristas quisieron judicializar la cuestión, el ministro del Interior Rogelio Frigerio (nieto) les mandó parar. La revancha llegó en cuenta gotas aunque abundante. Los oxímoron abundan en la política.


Prescindimos de detalles o especulaciones sobre el resultado de las movidas, quedarán para futuras notas.

Vale, a cuenta, resaltar dos datos. El primero es la hiperactividad del macrismo y su capacidad de debilitar a aliados dentro de la Coalición Cambiemos o que están afuera. Los correligionarios radicales son la primera presa, por su tamaño. A otros les irá tocando (ver asimismo nota central).

El segundo es la enorme variedad del escenario electoral según la provincia que se enfoque. Con un añadido, sustancial: solo Cambiemos tiene presencia en todas o en casi todas.