Para discriminar entre “actividades productivas” y “actividades personales”, el Estudio del uso del tiempo clasificó desde tareas remuneradas y por eso más fácilmente identificables como productivas, hasta cuestiones cotidianas que suelen pasar desapercibidas, y, en ocasiones, hasta como no-tiempo. A la hora de responder las preguntas, indica la ficha de la investigación, el encuestador advertía a la persona entrevistada que le relatara todo lo que había hecho el día anterior. “Tenga presente que las personas realizamos múltiples actividades, desde dormir, comer, bañarnos, hasta trabajar, hacer la limpieza, cuidar de otras personas. Algunas de estas actividades se realizan de manera simultánea (por ejemplo, cocinar mientras cuidamos a los niños y niñas)” entre las 0 y la medianoche.

Entre las actividades productivas, la investigación contempló “trabajar para un patrón o por cuenta propia, buscar trabajo, viajar para ir y volver al trabajo; trabajar para consumo propio del hogar; preparar y servir la comida; limpiar la casa; lavar, planchar o arreglar la ropa. También “hacer pagos y trámites del hogar; hacer compras para el hogar; cuidar mascotas y plantas; hacer reparaciones menores y mantenimiento de la vivienda; cuidados a miembros del hogar; ayudar a otros hogares; hacer trabajos voluntarios”.

En el rubro de las actividades consideradas personales, en cambio, se contaron “estudiar y viajar para estudiar; escuchar radio; usar computadora, tableta o celular; reunirse con familiares o amigos”. También  quedaron incluidas en este grupo las tareas dedicadas a la higiene o el arreglo personal, “asistir a eventos o espectáculos; realizar actividades artísticas, juegos o entretenimientos; cuidar su salud; descansar o realizar otras actividades personales; hacer deportes o ejercicios físicos; comer y beber; leer libros o revistas; dormir; ver televisión”.