Para Marcela Lapenna, de La Casa, es importante pensar en estas intervenciones. "Es imposible para estas poblaciones creer que vas a contratar a un tallerista copado y vas a captar la atención de 25 pibes que han sido descartados por las instituciones", dice avalada por años de trabajo. Más bien, se trata de tejer una red de acompañantes, profesionales, instituciones, que puedan tender un puente.

"Eso es complejo, pero no hay otra forma que eso de hacerlo, y es una inversión que hay que hacer, de tiempo, de cabeza, de plata, si querés, que en realidad el proyecto en sí no es un proyecto costoso, pero hubo que aprender mucho para llegar a esto, y lo que tal vez sea costoso es sostener instituciones de este tipo, abiertas, amigables, para una población que está sufriendo y en situaciones difíciles, pero hay que sostener la permanencia de la disponibilidad abierta para atenderlo", reflexionó Lapenna, quien agregó: "Estas instituciones existen, y atienden cotidianamente a adolescentes. A mí me parece muy peligroso pensar que los adolescentes son inabordables, nosotros tenemos un encuadre institucional que nos permiten ir trabajando gradualmente con chicos, que no son casos".

Antes de comenzar la nota, la propia Lapenna hizo alusión al momento de crisis en las políticas de infancia, con los trabajadores de la Dirección provincial de Niñez en asamblea permanente y el pedido de Emergencia. Aún así, hay algunos trabajos que alumbran otros horizontes.