El Real Madrid rescató ayer un agónico empate ante el Barcelona en el primer clásico de la temporada en la liga española de fútbol, gracias a un cabezazo de Sergio Ramos, una vez más salvador del conjunto blanco en un partido importante. A un minuto para la conclusión del duelo por la decimocuarta fecha, cuando la hinchada local ya festejaba la victoria en el Camp Nou, el central del Real Madrid se elevó por encima de la defensa del Barcelona y mandó la pelota al fondo de la red azulgrana. Fue como un balde de agua fría para el Barcelona, que creyendo tener ya los tres puntos, pagó su falta de contundencia a la hora de cerrar el partido, con un empate que mantuvo en seis puntos su desventaja respecto al Real Madrid.

El uruguayo Luis Suárez había abierto el marcador en el minuto 53, al ganar también de cabeza en el área rival en una jugada detenida. En una nueva muestra de que nunca se dan por vencidos, los dirigidos por Zinedine Zidane compensaron su inferioridad en la segunda parte con orgullo y espíritu de lucha, y con el gol final de Ramos, prolongaron su fabulosa racha: 33 partidos sin perder.

Estuvieron a punto de hacerlo en el Camp Nou, en un clásico en el que ni el portugués Cristiano Ronaldo ni Lionel Messi, los dos súper astros mundiales, brillaron con luz propia. Sí lo hizo Andrés Iniesta que, tras seis semanas de ausencia por lesión, se reincorporó al Barcelona con una última media hora sublime. Su control del juego, su pausa y su temple dominaron el tramo final del choque, pero fueron insuficientes para que el Barcelona se llevara un clásico que no podía perder.

Antes de arrancar, Barcelona y Real Madrid guardaron un minuto de silencio por los futbolistas del Chapecoense, trágicamente fallecidos. Instantes antes, el brasileño Neymar había homenajeado a sus compatriotas con una fotografía en las redes sociales, que incluía la camiseta del equipo y la leyenda “Força Chape”.

Con sus primeros minutos de juego, los dirigidos por Luis Enrique tranquilizaron a su hinchada, que se molestó cuando supo que el técnico prescindía del recuperado Iniesta entre los titulares. Después de los últimos partidos, los aficionados confiaban que el añorado capitán aportara ya de entrada la pausa y el juego que el Barcelona no tuvo ante la Real Sociedad.

Luis Enrique, sin embargo, optó por reservarse esa carta para la segunda parte y colocar al portugués André Gomes como acompañante del croata Rakitic y de Busquets. Zidane formó de entrada con un conjunto valiente, con Isco y el croata Kovacic en el mediocampo, para tener más combinación, y Ronaldo por la banda izquierda. Y fue, precisamente por ahí, con el astro portugués y con el brasileño Marcelo por donde el Real Madrid llegó más y mejor.

Suárez hizo ilusionar a los locales con aquél cabezazo en el área chica, y cuando el festejo estaba listo para desatarse en toda Cataluña, Sergio Ramos enmudeció al Camp Nou y el Real Madrid terminó festejando como si fuera un triunfo.