El secretario general del PSC, Miquel Iceta, le reprochó al líder independentista Carles Puigdemont que “asuma un mandato discutible y proponga suspender una declaración no hecha”, y exhortó a adelantar las elecciones autonómicas como “salida al problema”. Iceta insistió en que los resultados del referéndum del 1 de octubre no son suficientes para una Declaración Unilateral de Independencia porque “una minoría no puede imponerse a una mayoría”. “El 38,47 por ciento no es el pueblo de Catalunya y una minoría no puede imponerse a la mayoría”, ha repetido en varios idiomas. “No se puede desprender ningún mandato democrático del acto de votación del 1º porque fue un acto de votación sin garantías”, subrayó.

Iceta le pidió a Puigdemont que "no declare la independencia”: “No queremos volver atrás 300 años, ni tampoco cuarenta”. El legislador socialista señaló que todos los grupos han contribuido de un modo u otro al problema: “Y todos hemos de formar parte de la solución”.

En otro tramo de su discurso, el dirigente socialista catalán advirtió que es “absurdo quejarse de las consecuencias de actos que solo dependían de nosotros”, tras recordar que él no puede pedir responsabilidades a las entidades soberanistas como Òmnium Cultural o la ANC porque no forma parte de ellas, pero ha insistido en que el proceso independentista alejó a Cataluña de Europa y ha separado a los catalanes. “President, el camino de la división es un camino de derrota”, dijo.

La primera reacción del Ejecutivo español, por su parte, fue restar validez a una "no declaración de independencia" como la anunciada hoy por Carles  Puigdemont, que además, según el ministro de Justicia, Rafael Catalá, se suspende "inmediatamente". Además dijo que no se puede dar por válido un pronunciamiento que parte de un ley, la del referéndum aprobada el 6 de septiembre por el Parlamento catalán, suspendida por el Tribunal Constitucional y de una consulta "con un recuento irregular".

En su discurso y hablando en español, Puigdemont afirmó que no tiene nada contra España, pero apuntó que la relación es "insostenible" después de años de lo que consideró agravios por parte de las autoridades españolas. Entre ellos mencionó lo que consideró "menosprecio" a la lengua y la cultura catalanas, la falta de inversiones y la decisión del Tribunal Constitucional en 2010 de recortar el Estatut (norma básica en Cataluña) que había sido aprobado en consulta popular unos años antes. Recordó que durante mucho tiempo ha reclamado un referéndum de independencia acordado como el celebrado en Escocia en 2014 pero se ha encontrado con "una negativa radical y absoluta" del Gobierno español.

La oposición en pleno, por su parte, criticó el planteo de Puigdemont, al que que calificó de "golpe a la democracia". La intervención del líder catalán se retrasó una hora por las desavenencias surgidas a último momento con uno de los grupos que lo apoyaban, el partido antisistema Candidatura de Unidad Popular (CUP). Su portavoz, Anna Gabriel, mostró su decepción por el discurso de Puigdemont y reconoció que "tal vez hemos perdido una ocasión" porque la república podía convertirse en un "medio de negociación".

Después de varios días de tensión y debate interno Puigdemont optó por una fórmula menos radical de lo que había anticipado. Desde el 1 de octubre Cataluña ha registrado el cambio de sede social de grandes empresas a otros puntos de España ante el temor a la inseguridad jurídica y la incertidumbre de la eventual declaración de independencia. Ha sido el caso de bancos como CaixaBank y Sabadell, la energética Gas Natural Fenosa, la empresa Aguas de Barcelona y la concesionaria de autopistas Abertis.

Además, numerosos líderes internacionales, entre ellos los de la Unión Europea, pidieron a Puigdemont que no declarase la independencia.

La expectativa de estos días se trasladó hoy a la Cámara catalana, donde se acreditaron centenares de periodistas para seguir la sesión, entre ellos decenas de extranjeros.

Mientras tanto, en las cercanías del Parlamento catalán, miles de partidarios de la independencia seguieron la intervención de Puigdemont en medio de grandes medidas de seguridad.