Este jueves 7 de diciembre se presentará en la Universidad Nacional de La Plata el “Archivo Sergio Karakachoff”, un sitio web que busca recuperar la vida intelectual y política del emblemático dirigente radical secuestrado y asesinado el 10 de septiembre de 1976 por la última dictadura cívico militar. Se trata de un proyecto creado e impulsado por las hijas del dirigente, Sofía y Matilde Karakachoff, junto a la UNLP, que abrirá al público un acervo de fotografías, documentos, artículos periodísticos y registros sonoros de su vida y su carrera política.

En el evento del lanzamiento, que tendrá lugar a las 18 horas en el Patio de la Presidencia de la universidad, estará invitado el dirigente radical Federico Storani, amigo de Karakachoff y presidente de la Fundación Karakachoff, que fue convocado por el proyecto para colaborar en el Archivo.

-- ¿Cómo conociste a Sergio Karakachoff?

-- Lo conocí porque fui a estudiar de muy joven, a los 16 años, a la Universidad Nacional de La Plata. Ahí me relacioné primero con Domingo Teruggi, que fue la otra persona secuestrada junto a él en 1976. Mingo me conecto, a su vez, con Sergio y a partir de ahí comencé a militar con él y con todo ese grupo. Además, Sergio fue enviado por el grupo al Encuentro de Setúbal en Santa Fé, donde se fundó la Junta Coordinadora Nacional de la Juventud Radical, la famosa “coordinadora”. Es un hecho que muchas veces no se sabe. A partir de ahí, nosotros empezamos a crecer junto a la Coordinadora Nacional con la impronta local que le dimos en la Ciudad de La Plata.

-- ¿Por qué lo eligen como enviado a Karakachoff?

-- Porque era claramente el dirigente más destacado de todo ese grupo. Tenía, además, un conocimiento de otros amigos en el país. Era la persona indicada. Cuando él fue secuestrado y asesinado, yo tomé la posta de su liderazgo hasta la recuperación de la democracia. Ahí hubo un salto generacional obligado, porque el liderazgo lo ejercía él con la particularidad del Movimiento Radical en Lucha, que era a su vez una particularidad de la Ciudad de La Plata. Era, si se quiere, una vuelta de tuerca más fuerte, más firme que tenía su mayor expresión en la labor que ejercía como periodista en el diario En Lucha, que contaba también con nuestra participación. De hecho, cuando lo secuestran yo escribo ahí un artículo que se llama “Sergio Karakachoff , semblanza de un militante”. Además de iniciar una serie de actos, porque considerábamos que no se podía dejar pasar ese hecho, a pesar del peligro que suponía.

-- Karakachoff ya venía militando desde su pasaje por el Colegio Nacional, ¿habías escuchado de él antes de conocerlo?

-- Sí, ya conocía su trayectoria porque además su familia tiene extensión y raíces en el sur de Córdoba, donde yo soy, de la Ciudad de Río Cuarto. Su familia era de origen radical y obviamente cuando fui a La Plata ya sabía de qué se trataba. Después, Sergio me contó mil quinientas anécdotas. Al principio, incluso, militó en el balbinismo. Él era amigo del hijo de Balbín, Enrique Balbín, y desayunaba con él. Pero luego comenzó con una actitud mucho más contestataria a lo que era la conducción del partido. A partir de ahí nosotros constituimos el Movimiento Radical en Lucha de La Plata, dentro de un marco mayor que era la Junta Coordinadora Nacional. Él tenía una relación muy fuerte y fluida con sectores sindicales ferroviarios que tenían un origen radical, pero también con trabajadores de la carne, de origen peronista, socialista, etc. Su profesión de abogado laboralista lo vinculaba permanentemente con distintos sectores. A partir de ahí, también conocí a otros que tuvieron la misma impronta, como es el caso del que después fue Intendente de la Ciudad de La Plata, Pablo Pinto, también abogado laboralista. Y muchos otros que eran de su generación y que nos fueron integrando a todos nosotros.

-- Me hablás de su participación en la Junta Coordinadora Nacional. Él ya había participado un año antes de la formación de la Franja Morada, ¿no?

-- Sí, en realidad en el 67 comienza lo que se llamaba la Unión Nacional Reformista Franja Morada, porque el cordón umbilical que unía a la Franja Morada era la pertenencia al ideario reformista. De hecho, la propia denominación Franja Morada tiene un carácter simbólico. Era la faja que los obispos utilizaban y que en ese momento de rebeldía en Córdoba los estudiantes lo utilizaron como estandarte. Razón por la cual se podría decir que esa fue la primera orientación de la Franja Morada. Después, fue el brazo universitario de la Junta Coordinadora Nacional, muy claramente, y fue haciéndose más homogéneamente radical.

-- ¿Cómo eran los artículos que publicaba Karakachoff en el diario En Lucha?

-- Él tenía respeto personal por muchas de las personas que dirigían el partido, pero planteaba un cuestionamiento a lo que era la maquinaria anclada a la dinámica electoral. Cuando no había elecciones, cuando había una dictadura, se veía incapacitada a la posibilidad de generar acciones. Entonces, lo que se planteaban eran nuevas formas de hacer política, e insertarse mucho más en los sectores a los cuales se pretendía representar. El tema era muy orientado a los trabajadores, con los cuales él convivía permanentemente, a los estudiantes, que obviamente ya tenían una inserción mayor con el tema de la Franja Morada, y también a lo que nosotros llamábamos una suerte de frente partidario, que era la lucha para conseguir el poder partidario. Él planteaba esto, que después fue una idea que se fue perfeccionando, de ir convergiendo con fuerzas políticas nacionales y populares con las que nosotros también compartíamos ideas.

-- ¿Esta impronta era propia o formaba parte de la Juventud Radical de La Plata?

-- Él ejercía un liderazgo, principalmente intelectual. Sin embargo, en la Ciudad de La Plata había cada vez más una división tajante entre lo que era la conducción partidaria y lo que nosotros representábamos. Incluso, nosotros participábamos de confrontaciones internas. Nosotros teníamos una representación muy fuerte en la juventud, con una nutriente muy fuerte en las universidades. Pero también, con trabajos en la zona de Berisso y Ensenada, en talleres navales y frigoríficos, donde había un componente de trabajadores fuerte. Y con la participación también de los ferroviarios y del sindicato de los no docentes de la Universidad. Había una suerte de simbiosis.

-- ¿Cómo fue el tiempo previo a su secuestro en el 76?

-- Él tenía muy presente el riesgo. Nos aconsejaba que nos cuidáramos muchísimo a los que éramos más jóvenes. Nosotros teníamos una presencia muy brutal en la ciudad, con una cercanía fuerte de una agrupación que tuvo un papel extremadamente jodido como fue el CNU, la Concentración Nacionalista Universitaria. Yo mismo tuve enfrentamientos armados con el CNU en la Facultad de Derecho, donde incluso hirieron de una puñalada a un militante nuestro, Ismael Safi. Eran fascistas que luego contribuyeron a la tropa de la Triple A. Algo de eso tuvo que ver con el propio desenlace de su muerte, de su secuestro y asesinato, que no fue un hecho casual. Fue por su compromiso, por su militancia, por su defensa a los trabajadores, por su relación con todos nosotros que teníamos militancia, por su defensa de los derechos humanos.

-- ¿Qué es lo que significa para vos la figura de Karakachoff?

-- Es un emblema, una bandera, un símbolo de lucha. Él expresaba un sector claramente contestatario del radicalismo, como lo expresábamos nosotros y lo seguimos expresando. La idea del famoso Tercer Movimiento Histórico estaba muy presente en nuestros escritos. Por eso utilizábamos la expresión “movimientista”. Era una elaboración intelectual e ideológica de amplitud, de convergencia de los sectores populares. Hoy hay sectores del partido que son francamente muy conservadores y nosotros estamos obviamente en las antípodas. Por eso, festejamos la propuesta de sus hijas de ir más allá de honrar a Karakachoff, para rescatar principalmente aspectos de lo que fue su vida antes de su muerte. Ellas recopilan su tarea como abogado, como periodista, como militante, como docente. El archivo lo han hecho principalmente entre la Universidad y Matilde y Sofía Karakachoff. Desde luego, con el aporte que nos han solicitado.