A la corta edad de 12 años, Ana Paula Rodríguez Nuñez es una talentosa pianista y compositora. Su carrera comenzó a despegar el 18 de noviembre pasado, donde debutó en un concierto público en la Sala Ginastera del Teatro Argentino. Ocho días después, se presentó en el CCK. En menos de un mes, tocó junto a Horacio Lavandera y logró conmover a Martha Argerich. Este jueves vuelve al Teatro Argentino como solista, frente a un público que la recibirá expectante. “La música para mi es lo que me da felicidad. Y siento que si soy feliz los demás van a ser felices al escucharme”, afirma la niña prodigio y autodidacta.

Anita

“Hola Buenas tardes, ¿cómo está?” saluda Anita, como le dice su familia, con una sonrisa enorme y contagiosa que parece no entrar en su rostro. Sus apenas 12 años rebalsan de dulzura y logran que algo conecte, a quien la escucha, con la raíz de la más pura infancia.

Se sienta en el piano, y como si nada, como si fuera parte de un juego, comienza a interpretar Libertango de Pîazzolla. Que ya es maravilloso. Que ya con eso alcanzaría para contar su historia. Pero no termina ahí. Hace su propio Libertango. “Le hice mis arreglos porque hay partes que no me gustaban tanto”, le dice a Buenos Aires/12, sin perder nunca la sonrisa y, quizás, sin ser consciente del todo del talento y la osadía que necesitó para eso. 

Luego aparecen Beethoven, Mozart o Chopin. Y hasta composiciones propias. “Mi primera composición se llama La nieve rusa, y se me ocurrió en un sueño cuando tenía diez años”, comenta casi en tono de travesura.

Fito Paez dijo alguna vez sobre Charly Garcia que “trae en su ser la música que viene sonando desde el principio de los tiempos”, y eso pareciera pasar con Ana Paula. Al igual que el ex Serú Girán, Ana tiene oído absoluto y a pesar de su edad elige escuchar siempre clásico y tango. “Algunos me dicen que es como que fuera un alma vieja, pero yo no lo veo así”, comenta entre risas.

Anita recibió y recibe dos apoyos sustanciales que le permitieron desarrollar su carrera artística. Tiene el respaldo del municipio de General Rodríguez y del Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires que conduce Florencia Saintout. Este jueves se presenta en el Teatro Argentino de la Plata, en la sala Ginastera junto a la Camerata Académica dirigida por Bernardo Teruggi. “Ahora estoy nerviosa, pero cuando subo al escenario y empiezo a tocar me olvido de todo”, adelanta la pianista.

“Me parece raro cuando me dicen "Niña prodigiosa", o esas cosas. De hecho la primera vez que me dijeron prodigio tuve que buscar qué significaba. Para mí es natural. Yo tengo 12 años y el piano es mi juguete favorito. Me divierto un montón y es mi manera de pasar el tiempo preferida”, asevera.

Jugar y crear, la llegada a la música

El piano lo descubrió a los nueve, cuando vivía con sus papás, Noelia y Diego, y su hermano Fidel, en El Calafate, aunque es oriunda de General Rodríguez. Era parte del coro infanto juvenil de la ciudad cuando vió a la profesora tocar aquel instrumento. “Me parecía maravilloso, si la profesora se distraía iba a tocar las teclas”, recuerda.

Un año después volvieron a Buenos Aires. Eran tiempos de pandemia y encierro. En esos días hizo con cartón su primer teclado, y jugaba a tocar arriba de las canciones de música clásica que ponían en la casa.

“Al tiempo le compramos un pequeño teclado de 4 o 5 octavas, pero lo hicimos pensando que iba a ser algo pasajero, como cualquier chico que quiere un juguete”, cuenta la mamá en diálogo con este suplemento.

Desde ese momento no lo dejó más. Practicaba noche y día. Aprendió de oído y con tutoriales de Youtube, ya que a raíz del aislamiento social preventivo y obligatorio del COVID, no podía tomar clases presenciales con nadie. “Un día volvíamos en el auto escuchando Para Elisa. Llegamos y ella inmediatamente agarró su teclado y empezó a tocarla. Había quedado todo en su cabeza. Ahí nos dimos cuenta que ella tenía un don, que algo distinto pasaba”, afirma Noelia. 

“Fui autodidacta en un principio, escuchaba la música y se me quedaba grabada. Después con las profesoras empecé a aprender a leer música, pero la verdad me aburren un poco las partituras. Prefiero que todo quede en mi cabeza y componer, que es como un juego”, asegura Anita.

Su primera profesora fue Guillermina Durañona, luego Santiago Rosso. En 2021, comenzó a tomar clases virtuales con Sebastián Colombo, un argentino radicado en Bruselas. En 2022 comenzó a tomar regularmente clases con la profesora Ana Chaves, con la que continúa actualmente.

Además, participó este año como activa en las clases del Seminario para solistas y conjuntos de cámara dictado por el Maestro Jordi Mora en La Armonía y también en la masterclass dictada por la pedagoga española Ludovica Mosca, de manera virtual. Todavía toma clases de armonía y composición con la profesora Graciela Tarchini, y actualmente forma parte de la orquesta Infanto juvenil del Bicentenario dirigida por Santiago Mastronardi. 

El secundario lo da libre. Aunque practica cuatro horas diarias, asegura que "si fuera por mi y mi profe nunca pararíamos”. Y agrega: “No me cuesta para nada. Disfruto cada vez que estoy con el piano”. 

El aplauso de Martha Argerich

Uno de sus videos llegó a la mismísima Martha Argerich, quien se conmovió tanto que la invitó a un concierto y a charlar juntas en el camarín. “Cuando la conocí estaba muy nerviosa, me temblaban las piernas. Ella había escuchado un video mio y dijo que le había gustado y me firmó su libro”, cuenta con voz tímida pero igual de alegre que en toda la nota.

Sobre otra de sus experiencias con referentes del género, esta vez, compartir escenario y tocar a cuatro manos con Horacio Lavandera, afirma que fue "divertido” y que “disfrutó muchísimo”. 

A pesar de todo el ruido y la exposición que generó su talento, tanto Ana Paula como su familia saben que lo más importante es cuidar la infancia. “Cuando no está ensayando, hace la vida normal de cualquier joven de su edad. Nosotros solo queremos que sea feliz”, dice su mamá.

Disfruta mucho de sus amigos y de jugar con su hermano, además de otros hobbies como la pintura, las historietas y la natación. “Me gusta jugar, dibujar, hacer historietas. Soy una chica normal de 12 años, me llama la atención hacer notas y estas cosas, para mi la música fue siempre un juego. Ahora también me gusta componer, ya tengo cuatro creaciones”, resume.

Entre sus sueños están tocar en el Teatro Colón y “ser pianista profesional para siempre”. "Y estudiar con Nelson Goerner", agrega en referencia al reconocida pianista, también bonaerense. Su voz dubitativa pareciera no ser del todo consciente de que esos proyectos son inevitables. Quizá sea mejor así, quizá el secreto es que ella siga jugando, y el resto disfrutemos de su piano.