El Tribunal Oral Federal N° 2 de la Ciudad de Buenos Aires condenó el jueves último a 25 años de prisión al ex agente de la Policía Federal Argentina Carlos Alberto Infantino y a los ex gendarmes Miguel Pablo Lugo, Sergio Raúl Nazario y Hugo Luis Medina en el marco del quinto tramo de la causa por el funcionamiento del circuito represivo de los centros clandestinos de detención Atlético, Banco y Olimpo (ABO), dependientes de la jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército, que en este juicio trató privaciones ilegales de la libertad, tormentos, homicidios, violaciones y abusos sexuales en perjuicio de 385 personas.
Nazario fue secretario de Seguridad del gobierno provincial del actual senador nacional Juan Carlos Romero, cargo del que tuvo que renunciar en 1997, cuando se hizo pública su participación en la represión ilegal llevada a cabo por la última dictadura cívico militar.
El Tribunal, integrado por Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Nicolás Toselli, calificó a los hechos investigados en la causa cuyo veredicto se conoció el jueves último como constitutivos de crímenes de lesa humanidad.
Luego impuso 25 años de prisión al ex inspector de Superintendencia de Seguridad Federal (SSF) de la Policía Federal Carlos Alberto Infantino por los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada, imposición de tormentos agravados "reiterado en 279 ocasiones", y por abuso deshonesto agravado reiterado en nueve ocasiones, y el delito de violación agravado por grave daño a la salud y por el concurso premeditado de dos o más personas en 16 ocasiones.
La condena al ex gendarme Miguel Pablo Lugo y al ex primer alférez Sergio Raúl Nazario, fue como coautores de privación ilegal agravada, imposición de tormentos agravados reiterado en 124 ocasiones, e imposición de tormentos agravados por la condición de perseguido político de la víctima en 124 ocasiones. También se los condenó por abuso deshonesto agravado en un hecho y violación agravada reiterada en siete ocasiones. El ex comandante Hugo Luis Medina fue condenado por los mismos delitos y los mismos hechos en calidad de partícipe necesario.
Por otro lado, el tribunal absolvió al ex sargento de Gendarmería Miguel Víctor Pepe y dispuso su inmediata libertad.
Un represor encargado de la seguridad
Entre 1995 y 1997 Nazario integró el gabinete del entonces gobernador de Salta, Juan Carlos Romero. En 1997 debió renunciar al cargo de secretario de Seguridad, tras ser reconocido como represor cuando las protestas en el norte provincial por las políticas menemistas de asuste lo exhibieron en medios de comunicación de todo el país como interlocutor de los voceros de las protestas.
El sindicalista, ex senador por el PJ y ex detenido político Julio Aguirre, lo reconoció al verlo en la televisión. “El ordenó que me torturaran”, afirmó. También lo reconoció el ex gendarme salteño Omar Torres: “Sacaba confesiones bajo tortura a los detenidos y participaba en los procedimientos”, contó.
En aquellos años Nazario usaba el seudónimo de “Comandante Estévez” en los grupos de tareas que funcionaban en los centros clandestinos de detención El Olimpo y El Vesubio. “Después de que terminó el mundial lo mandaron al Olimpo. Yo lo conocí ahí en el año 78, él era del Servicio de Inteligencia de Gendarmería. El trabajo que tenían estos asesinos era interrogar gente bajo tortura y matarlos”, relató en su momento Torres.
A pesar de que debió renunciar, en Salta existía el convencimiento de que seguía a cargo de la seguridad en la provincia y que estuvo involucrado en las violentas represiones en la provincia, incluida las de General Mosconi, en noviembre de 2000, donde, entre otros, murió Aníbal Verón.
En el artículo "Los nombres de la infamia", publicado en su edición correspondiente del 3 al 9 de noviembre de 1984, el desaparecido semanario El Periodista había señalado a Nazario como represor, su nombre aparecía en una lista: "Nazario, Sergio (Esteves), Gendarmería. Integrante sección o grupo de tareas, Vesubio (Camino de Cintura. La Matanza), Buenos Aires 7170".
En agosto de 2002 el juez federal Claudio Bonadío ordenó la captura de Nazario, acusado de haber participado en un operativo en el que fue asesinado Carlos Fassano y fue secuestrada Lucila Rébora (madre del ex ministro Eduardo "Wadro" de Pedro), que estaba embarazada de seis meses. En esta misma causa se investigaba la desaparición de los 18 militantes montoneros en 1980. Ambos hechos no tienen conexión directa pero en ambos estuvo involucrado el Batallón de Inteligencia 601. Más tarde, ya en el juicio oral, la fiscalía amplió la acusación por 385 víctimas. Nazario finalmente se entregó el 23 de agosto de 2002.
El circuito represivo ABO
El centro clandestino de detención denominado “Atlético” o “Club Atlético” funcionó desde mediados de 1976 hasta diciembre de 1977 en los sótanos de la División Suministros de la Policía Federal, en un predio situado entre las calles Paseo Colón, San Juan, Cochabamba y Azopardo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El lugar fue luego abandonado, dado que su ubicación estaba en el área de trazado de la autopista 25 de Mayo, obra que se ejecutó meses después y que implicó la demolición de la edificación. Las víctimas allí “alojadas” fueron conducidas transitoriamente al centro clandestino de detención Banco, mientras se avanzaba en la preparación del predio de Olimpo.
El CCD Banco funcionó entre fines de 1977 y mediados de 1978 en un predio ubicado a 200 metros de la intersección de la Autopista Ricchieri y el Camino de Cintura, en el Puente 12, en el partido de La Matanza de la provincia de Buenos Aires. Se encontraba rodeado por construcciones antiguas pertenecientes a la Policía de la provincia de Buenos Aires, donde luego se instaló la XI Brigada Femenina de esa fuerza de Seguridad. Sin embargo, una vez acondicionada la planta ubicada en las calles Lacarra y Ramón Falcón de esta ciudad -División Mantenimiento de Automotores de la PFA-, el 16 de agosto de 1978 se inició la actividad del CCD El Olimpo, que culminó a inicios de 1979 con el desmantelamiento del lugar.
De acuerdo con la acusación fiscal, en Olimpo el sistema organizativo represivo ilegal contaba con una mayor organización que en los predios anteriores. A modo de amedrentamiento, el CCD tenía una sala de inteligencia con un cartel que rezaba “Bienvenido al Olimpo de los Dioses”, firmado por “Los Centuriones”.