Las acuarelas se exponen en los muros de la Sala de Lectura de Adultos, en la planta baja. Los objetos, como simpáticos personajes, invaden los ficheros de la sala central de la planta baja. Y lo más arriesgado de la muestra son los dibujos satíricos de actualidad política que se exhiben como protectores de pantalla en las computadoras de la planta baja y en la Sala Multimedia de la planta alta; estos dibujos, que sólo aparecen en su versión digital, irán rotando regularmente a lo largo de la muestra, que se podrá visitar durante los meses de octubre y noviembre. Chachi Verona dibujó para el diario matutino local donde trabaja desde hace años estas obras de significados candentes, algunas de las cuales no encontraron espacio de publicación allí por lo hipercrítico de sus símbolos: entre ellos, como señala el autor, hay un alambrado de púas que sale de la cabeza del ex dictador Jorge Rafael Videla y se engancha en la del presidente Mauricio Macri, con el ex ministro de Economía José Martínez de Hoz contemplando divertido la tremenda escena. Parece que fue demasiado.

 

"Bullrich Brothers te pegan y no te pagan" (montaje digital).

 

El rostro de Santiago Maldonado ocupando todo el cielo, en un trabajo reciente que también sigue inédito (como sigue desaparecido el retratado, por quien todos preguntan y nadie responde), o el del ex presidente Carlos Menem en un vetusto afiche de campaña con el lema "Síganme" y con los ojos vendados (gentileza de Chachi, que se limitó a esa significativa intervención en aquel ready‑made, pionero de sus dibujos actuales) son las presencias más reconocibles en esta serie de dibujos, en su mayoría en blanco y negro, que exploran día a día la tragedia nacional. Chachi se permite el humor más inteligente posible cuando es preciso, aún corriendo el riesgo de desafiar los límites de lo que es posible decir a través de la prensa burguesa. Gracias a la magia del software, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se convierte en reina de bastos (garrote en mano) mientras el ministro de Educación, Esteban Bullrich, exhibe un sonrisa burlona como sota de un oro que muestra al pueblo en actitud gozadora pero sin soltarlo. Una vez más, esta síntesis perfecta, tanto del espíritu de clan de las clases dominantes como de la represión contra la protesta y el no aumento de sueldos docentes que viene sufriendo el pueblo argentino, titulada con ingenio "Los hermanos Bullrich: te pegan y no te pagan", continúa inédita.

Es difícil parodiar eficazmente a un gobierno que ya ha demostrado ser una parodia de sí mismo, pero el método de Chachi Verona es eficaz y sencillo: no dibuja retratos sino que distorsiona o disfraza las fotografías. Así, la realidad política desfila por esta muestra como un carnaval de máscaras entre lo familiar y lo siniestro.

Los recursos disponibles en la manipulación digital de las fotografías le permiten a este artista no sólo arrancar una sonrisa a expensas del horror cotidiano allí donde sea posible y el modelo se lo haya merecido, sino además dialogar con otros períodos del arte, como el pop art y la Neofiguración de fines de los años '60. Una imagen "quemada" (es decir, sin grises, en la jerga de las artes gráficas) del Indio Solari y de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, parece una tinta de Jorge de la Vega, revelando quizás sin proponérselo el estilo anticuado de la gobernadora, cuando el discurso oficial apuntaba contra el rock vernáculo como un eje del mal. En tiempos electorales, estas imágenes resultan muy oportunas.

 

"El plan económico de la dictadura" (montaje digital y dibujo).

 

Otra atmósfera completamente distinta emanan las acuarelas en color, algunas de las cuales (las que se exponen en el muro de la sala de lectura que se encuentra a la derecha del ingreso) formaron parte de "Acuarelas y metales", su exposición individual en la sala Trillas del teatro El Círculo el año pasado. En las nuevas obras de esa serie, que ocupan la pared más extensa de la sala de lectura, se acentúan los rasgos de estilo que diferencian a estas acuarelas de su producción anterior: son cada vez más aéreas, luminosas y fragmentarias. Asombran cuando los fragmentos componen un rostro, que se hace legible gracias a un efecto perceptual conocido con el extraño nombre de pareidolia.

A diferencia de los collages fotográficos ideológicamente cargados de sus dibujos satíricos realizados digitalmente para un diario, todo en las acuarelas de Chachi Verona parece flotar o disolverse en el blanco de la página. En las multicolores acuarelas, los puntos forman figuras que se irán descubriendo con la colaboración del espectador, a quien se le pide que perciba la totalidad; en las caricaturas, la propuesta es descifrar una iconología del poder a contrapelo de la propaganda oficial y en la veta de la realidad. En los dos casos, Chachi Verona invita a ejercitar una mirada pensante.