Ayer comenzó a emitirse por DirecTV la última temporada de Velvet (domingos a las 20 por su canal 201) compuesta por once episodios. Si bien ya pudo verse por aire, y también forma parte del menú de Netflix, la serie española tiene una importante legión de seguidores que la acompañan en diferentes formatos. Exito singular de la tevé ibérica que mezcla el melodrama romántico, con el gigantismo (cada capítulo costó cerca de quinientos mil euros) y un contexto añejo e imponente. La gran vía madrileña con esa galería pensada para Audrey Hepburn pero que hablan el idioma de Cervantes. Como en las británicas The Paradise y Mr.Selfridge, la acción transcurre en una tienda comercial aunque aquí se esté en la España franquista de finales de los ‘50 y primeros ‘60. 

La historia se centra en el vínculo entre Ana (Paula Echevarría), una costurera de clase trabajadora, y Alberto (Miguel Angel Silvestre), el futuro dueño de esos locales.  Además del glamour de antaño y los romances prohibidos, está su gran elenco con caras conocidas como José Sacristán y Angela Molina. “Intentamos contar una historia de amor que además sirviera para mostrar lo que fue el paso de la alta costura al prêt-à-porter: es una recreación de una España que no se había visto hasta ahora”, dijo su productor Ramón Campos.