PáginaI12 En Colombia
Desde Bogotá

Pese a que el Congreso ya refrendó el nuevo acuerdo de paz, el fin de la guerra en Colombia se sigue poniendo esquivo en este fin de año. La incertidumbre vuelve al país después de que las partes se pusieron de acuerdo en que el DÍA D –que marca el inicio de la implementación del tratado de paz– sería el 1º de diciembre. El mecanismo rápido (fast track) para tramitar los paquetes de leyes en Congreso aún no inicia a la espera de que la Corte Constitucional lo avale, pues la oposición al Proceso de Paz con las Farc, el partido de derecha Centro Democrático, demandó el procedimiento solicitando un nuevo plebiscito, pues considera que la refrendación en Congreso no es popular. Al respecto tanto gobierno como Farc y sociedad civil han defendido que el legislativo fue elegido por voto popular, lo cual lo hace representativo de la voluntad del pueblo.

Sin embargo, es preciso que la Corte se pronuncie, y se esperaba que lo hiciera el viernes pasado pero aplazó la sesión siguiente hasta el 12 de diciembre. Por otro lado, el presidente cuenta con facultades extraordinarias para proceder al respecto. Sin embargo, parece que el gobierno prefiere esperar la decisión de la Corte. Además, ha anunciado que podría tramitar la ley de amnistía por la vía ordinaria que tomaría hasta un año en tomar una decisión.

Aunque ya fue instalada la Comisión de Seguimiento y Verificación de Implementación de los Acuerdos donde participan tres representantes de gobierno y líderes de la guerrilla, la puesta en marcha del Acuerdo Final de Paz está en stand by. Lo más inmediato tiene que ver con la llegada de las tropas de las Farc a los lugares de concentración. Por una parte, no están listas aún las zonas veredales transitorias de normalización, es decir, zonas rurales donde la guerrilla se reunirá con estricto control y vigilancia por seis meses para dejar las armas. Esto pese a que el acuerdo cita que el Día D + 5 todos los rebeldes deben comenzar a movilizarse a dichos territorios. El gobierno insiste a las Farc en que comience dicha concentración mañana 6 de diciembre, pero la guerrilla asegura que sin condiciones logísticas no lo hará.

Además, la amnistía general para los guerrilleros –que forma parte de los compromisos del Estado– aún ni empieza a tramitarse. Y los presos políticos de las Farc aún no se excarcelan. Estas dos últimas son condiciones que ha mencionado el secretariado de las Farc en las últimas semanas para iniciar la movilización a las zonas veredales. El guerrillero Jesús Santrich, quien junto a Iván Márquez y Victoria Sandino integran la recién puesta en marcha Comisión de Seguimiento a la Implementación de la Mesa de Conversaciones de La Habana, habló con PáginaI12 sobre sus explicaciones y posturas en medio de este nuevo enredo en que está envuelta la paz de Colombia.

– Colombia y la opinión pública parecen cansados de todas estas dilataciones y posiciones encontradas. ¿Qué está pasando?

– Creo que sí hay un cansancio en la opinión pública, pero es de la guerra. Nosotros hemos hecho todo lo que ha estado a nuestro alcance. Hemos mantenido el cese al fuego, renunciado a una cantidad de prácticas, incluso a los reclutamientos, a la financiación por ciertas vías, hemos ofrecido perdón, la gente se ha manifestado en las calles a favor de esta paz. Pero aquí el problema es una decisión de Estado. La institucionalidad tiene que acompañar de manera más decidida esta política de paz que le concierne, por obligación, al gobierno. La gente puede estar cansada de la politiquería y de toda esa enredadera jurídica que se han inventado para vivir de la guerra algunos sectores guerreristas que han hecho riqueza de esta profunda crisis humanitaria que padece nuestro país hace medio siglo. Si hay voluntad de paz, no hay que ponerle más peros a esto.

 –¿Qué hace falta para dar el paso siguiente de la paz?

– Debe haber más determinación, convencimiento, en especial del Estado, de las instituciones. Esto está rayando con la insensatez. No tiene sentido prorrogar más la paz del país. Quienes van a sufrir las consecuencias de que se demore la paz son los sectores populares, aquellos desfavorecidos en materia económica, los que están en el campo donde más se sufren las consecuencias. Esto es algo de humanidad. Esto algo de sentido común. Es un absurdo tener que dar tantas vueltas para concretar la paz de un país. Aquí no se trata ya de convencer a la guerrilla. Pareciera que ahora se trata de estar convenciendo a la institucionalidad y ciertos sectores que viven de la guerra. El mundo debe estar extrañado. Si ahora se hiciera un plebiscito, el sí ganaría de manera contundente, pero los tiempos ya no dan para eso. Hay que derrotar esas posiciones que quieren aplazar la paz. Pero el gobierno tiene que fortalecer también su convencimiento frente a la refrendación que ya se hizo en el Congreso.

–¿Cómo lograrán las Farc que los guerrilleros y guerrilleras mantengan su fe en esto y  su voluntad de dejar las armas con tantas idas y vueltas y en territorios donde abundan la criminalidad, mientras asesinan      y amenazan los defensores de la paz?

– No estamos en una caja de cristal. Entonces pueden presentarse dificultades. Esas serían consecuencias de esta situación de incertidumbre que genera la falta de determinación del gobierno, pero nosotros confiamos en la amplia cohesión de nuestro movimiento. Nuestra cohesión es una de nuestras preseas. La unidad de las Farc, la disciplina de las Farc y el compromiso con nuestro proyecto político en todos nuestros combatientes son nuestro tesoro.