A un año del primer paro nacional de mujeres, el colectivo Ni Una Menos volvió a convocar a toda la sociedad para repudiar la violencia machista y las violencias económicas y sociales que afectan a las mujeres, lesbianas, trans y travestis. Este año, particularmente, la consigna principal está relacionada con la propuesta educativa “Escuela del futuro”, lanzada por Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad de Buenos Aires y que había generado la toma de colegios. “Cuando discutimos la reforma educativa, también discutimos la reforma laboral y las violencias machistas”, alertaron desde Ni una Menos en un comunicado conjunto con la Coordinadora de Estudiantes de Base, en el que invitaron a la ciudadanía a sumarse a la movilización del próximo jueves a las 16 desde el Palacio Pizzurno a la Plaza de Mayo.

Desde Ni Una Menos destacaron que están en contra de “las formas de ajuste que tienen como blanco a la educación pública”, en un claro mensaje contra la reforma anunciada por la ministra de Educación porteña Soledad Acuña, contra la que se manifestaron con la toma de 30 colegios los centros de estudiantes de la Ciudad. Una de las principales críticas de los alumnos secundarios y docentes, además de las polémicas prácticas laborales en el último año de la secundaria, era contra la desarticulación de la Educación Sexual Integral por parte del Gobierno y la falta de aplicación del protocolo para casos de violencia de género y discriminación.

“Sin educación pública de calidad y sin Educación Sexual Integral no hay Ni Una Menos”, resaltaron categóricos desde el colectivo y la Coordinadora de Estudiantes de Base. 

El comunicado completo 

Hace un año, el 19 de octubre de 2016, desde el colectivo NiUnaMenos realizamos el primer Paro Nacional de Mujeres. Lo hicimos repudiando el femicidio de Lucía Pérez en Mar del Plata y el ataque a puñaladas que terminó con las vidas de Nuria Couto y Natalia Grenbenshicova, ambas de la Escuela de Bellas Artes “Manuel Belgrano”, de la ciudad de Buenos Aires. Hace un año, con el impulso de ese paro, denunciamos las violencias machistas y las violencias económicas y sociales que nos afectan especialmente como mujeres, lesbianas, trans y travestis. Por eso hicimos una medida de fuerza y un grito común: paramos para decir basta a las violencias que se traman contra nosotras, que nos quitan autonomía y nos tienen como territorio de conquista. Paramos también para encontrarnos entre nosotras y hacer duelo colectivo, compartir la rabia y politizar todos los trabajos que hacemos y no son valorados, ni reconocidos, ni remunerados.

Este 19 de octubre volvemos a tomar las calles. Somos ahora lxs estudiantes secundarios lxs que decimos basta a cómo se anudan las violencias machistas y las formas de ajuste que tienen como blanco a la educación pública. Rechazamos que nos quieran hacer trabajar gratis para empresas, en nuestro último año de escuela. Rechazamos que nos digan que nuestro futuro se explica en un power point y que se traduce en una pasantía. Rechazamos que la reforma educativa que se propone el Gobierno desprecie y excluya nuestras opiniones. Rechazamos que las modificaciones curriculares estén digitadas por exigencias que se firmaron como compromiso junto con la deuda externa. Rechazamos la deuda que asume el Estado y se nos impone con paquetes tecnológicos y reglas de competitividad. Reglas que nos son ajenas pues sólo agregarían más presión y precarización.

Desde hace semanas, nosotrxs también paramos y tomamos las escuelas. Más de treinta en la Ciudad de Buenos Aires y muchas otras en estado de debate y asamblea. Porque somos parte fundamental de la comunidad educativa no aceptamos no ser escuchadxs ni tenidxs en cuenta cuando se habla de nuestro futuro. Porque queremos discutir qué significa la implementación de la ESI (Educación Sexual Integral) de forma abarcativa; como una experiencia que involucra a docentes, alumnxs y directivxs. Hoy los cursos que garantizan la formación de la ESI se redujeron a menos de la mitad, su implementación no es permanente ni transversal y tampoco existe un programa o área específica en el Ministerio de Educación de la Ciudad. No aceptamos que ciertos aspectos de la sexualidad sean vistos como negativos y amenazantes, reduciendo el objetivo de la ley a la mera prevención. Nos preocupa cuando se reduce la ESI a un servicio tercerizado por expertos de ONGs, donde se borran los procesos que nosotrxs venimos haciendo, y se pone a la sexualidad como un saber especializado. La ESI tiene objetivos más amplios que incluyen que podamos vivir nuestros deseos de forma autónoma y placentera. 

También señalamos que es una deuda pendiente la implementación de los protocolos contra la violencia de género, la circulación de nuevas pedagogías que contrarresten los micromachismos, los abusos, el acoso en todas sus formas, las observaciones estigmatizantes y represivas sobre las vestimentas y las estéticas en todas sus manifestaciones, que ponga de relevancia las identidades sexuales autopercibidas y el aire que anhelamos respirar en las escuelas como lugar de pertenencia, formación, crecimiento personal y colectivo. En nuestro futuro caben todos nuestros deseos.   

Con las tomas de las escuelas hicimos visibles estas demandas concretas y exigimos una escucha real por parte del Gobierno. Escucha y atención que no nos dan porque les conviene infantilizarnos (al gobierno y a los medios). Somos interlocutorxs necesarios para cualquier política educativa que se quiera democrática. No pueden negarnos. A nuestras demandas, el Gobierno contestó de dos maneras. Por un lado, con simulacros de diálogo, cuyo fin es no demorar la implementación de los acuerdos pautados con los organismos internacionales de crédito. Por otro, criminalizando las tomas a partir del tratamiento mediático de una situación de abuso en el Colegio Nacional Buenos Aires, desconociendo desde las autoridades del colegio el protocolo a seguir y revictimizando a la compañera involucrada.

Hay una campaña que busca desprestigiar nuestras acciones. Nuestra capacidad de parar y tomarnos tiempo para pensar y discutir juntxs. Parar la reforma es parar una flexibilización sobre nuestros futuros. Parar la reforma es no aceptar la obediencia que implica esta imposición laboral para jóvenes que hoy toma el nombre de “prácticas profesionalizantes”.

¿Qué modos de vida nos plantea la reforma macrista? 

Nosotrxs sabemos que cuando discutimos la reforma educativa, también discutimos la reforma laboral y las violencias machistas. Desde nosotrxs, futuro, sexualidad, educación y trabajo arman una trama desde la que enfrentamos las violencias porque nos afirmamos en nuestra potencia colectiva y construimos cómo que queremos vivir.

Desprestigiar nuestras luchas y formas de protesta es la precondición necesaria para imponernos vidas precarias, flexibles y obedientes a favor de las empresas, o que quedemos disponibles como oferta de trabajo en las fuerzas de seguridad. Paramos y nos movilizamos contra los modos de vida que el Gobierno proyecta para nosotrxs. Paramos y nos movilizamos para que no nos roben el futuro. 

Por eso este 19 de octubre volvemos a tomar las calles.

Por todas las pibas que nunca volvieron. 

Porque sin educación pública de calidad y sin Educación Sexual Integral no hay Ni Una Menos.

Contra la violencia machista y contra la reforma macrista.

Vivxs y Libres Nos Queremos.