A través de un comunicado, el BCRA destacó que "seguirá manteniendo un claro sesgo antiinflacionario hasta que la inflación núcleo quiebre los valores registrados desde mayo y el proceso de desinflación converja hacia el objetivo de una inflación del 10 por ciento (± 2%) para 2018".

El Banco Central, que en reiteradas ocasiones ha sostenido que la mejor manera de evaluar el desarrollo de la inflación es monitorear la inflación núcleo, que durante el último trimestre se mantuvo en 1,6 por ciento mensual, pero se propone “una desaceleración más pronunciada", espera ahora compensar el efecto del aumento de los combustibles elevando su propia tasa, resignando definitivamente el techo de la meta del 17 por ciento para todo el año en curso.