Ante la escalada del conflicto desatado por el presidente Javier Milei con las provincias, primero Chubut y luego Buenos Aires, a las que les niega los fondos coparticipables que les corresponden, Buenos Aires/12 consultó a dos politólogos y académicos de distinto signo y trayectoria.

En el caso de Chubut, Milei le retuvo 13.500 millones de pesos, que equivalen a un tercio de su coparticipación. En el caso de Buenos Aires, el lunes se anunció la eliminación del Fondo de Fortalecimiento Fiscal establecido en 2020, a través del cual se paga una parte de los ingresos de los policías de la provincia.

Nicolás Tereschuk es Licenciado en Ciencia Política (UBA), donde también en docente, y realizó una Maestría en Sociología Económica (IDAES-UNSAM). También da clases en la Maestría Políticas Públicas para el Desarrollo con Inclusión Social de FLACSO Argentina. Es coautor del libro "El príncipe democrático sudamericano. Liderazgos Presidenciales en el Siglo XXI" en la Región (Eduvim).

Luis Tonelli es director de la Carrera de Ciencia Política de la UBA. Estudió Ciencia Política en la Universidad del Salvador y en la Universidad de Oxford. Fue editor de la sección Política de la revista Debate. Trabajó junto al presidente Raúl Alfonsín en la redacción de sus textos y discursos. Se define como un “gorila depilado”. 

Tereschuk propone, para empezar, contextualizar los hechos: “Miei es un presidente latinoamericano. En Latinoamérica, las instituciones son débiles y los presidentes deben hacerse de recursos de poder que les permitan gobernar. Entonces, lo que hay que mirar es si sumó algo nuevo, porque parte de una posición de debilidad: pertenece a un partido minoritario, no tiene gobernadores ni intendentes y sus bloques legislativos son los que son”.

“Además, por más que haya intentado disimularlo apelando a cierta narrativa de exponer a la casta, viene de una derrota muy dura con la caída de la ley ómnibus”, agrega el politólogo. “¿Qué tiene? Tiene el apoyo de algunas corporaciones económicas. Tiene apoyo internacional, pero no incondicional, como lo demostraron las reuniones recientes con Blinken y con el FMI. Tenía a los cordobeses pero ya no están. Dice tener el apoyo popular intacto, pero muchos encuestadores sostienen lo contrario”, enumera. Y se pregunta: "¿Y si mañana cae el DNU?".

Tras seguir atentamente la conferencia de prensa del gobernador Axel Kicillof, Tereschuk recuerda que “Buenos Aires es la provincia que la tiene más difícil, por lo que siempre explica el gobernador, del presupuesto por habitante más bajo y la coparticipación”.

Tonelli observa que Milei se mueve en un universo paralelo al de la política. “Milei es un showman, vive en la virtualidad, se obsesiona con el rating, con las métricas", describe. Ya avanza con la caracterización: "Llena el espacio, vive en esa liquidez y le deja al resto del sistema político la realidad. Y la realidad, tarde o temprano, aparece, se expresa de algún modo. Tus enemigos de a poco se van juntando, entonces todo es posible. Hoy levantan la mano para una cosa, mañana para otra". 

La pregunta que hay que hacerse, dice Tonelli, es "a qué distancia está del suelo". "Churchill prometió sangre, sudor y lágrimas y lo siguieron, pero Milei no es Churchill y no estamos en guerra contra los nazis”, advierte. 

El coqueteo de Milei y Juntos por el Cambio

Consultado por el resto de los actores, en especial los gobernadores radicales, Tonelli observa que “están expectantes, en modo wait and see". "Por un lado, saben que necesitan de los fondos nacionales para sobrevivir, pero a la vez observan que la Nación no quiere que nadie sobreviva", dice y engloba el diagnóstico sobre el partido centenario al advertir que "nadie quiere jugarse y quedar mal parado; pero, insisto, la clave de estos tiempos es la liquidez”.

Para Tonelli, "el que la pasa peor es Mauricio Macri". "Milei le está haciendo lo que él le hizo al radicalismo durante su gobierno, lo desautoriza, lo ningunea, y esa relación no tiene retorno”, asegura profundizando en la vida interna de Juntos por el Cambio en medio del coqueteo del PRO con el Presidente de la Nación. 

Avanzando en ese análisis, Tonelli dice que dentro de la alianza que gobernó el país y la Provincia entre el 2015 y el 2019, el radicalismo era como el Correo Argentino, con una sucursal en cada pueblo, y el PRO como McDonalds, una suerte de franquicia luminosa. Pero ahora “McDonalds se devaluó, es una especie de Pumper Nic”.

La estrategia de la confrontación 

Ante la pregunta por la sostenibilidad de la metodología de la confrontación permanente o los escenarios futuros, Tereschuk explica que “cuando un Presidente incorpora factores de poder a su proyecto, la oposición se vuelve débil y fragmentada". "A la inversa, cuando un Presidente no suma, es la oposición la que se fortalece", agrega a modo de explicación teórica. 

“Lo llamativo es que esto empieza a ocurrir en apenas setenta días de mandato", dice. Y agrega: "A los setenta días, en condiciones normales, todos quieren ser el mejor amigo del Presidente, eso es lo que pasó con Macri, por ejemplo. Pero acá todo el sistema político está recalculando. Los que pensaban cogobernar o brindar gobernabilidad están recalculando, los gobernadores están recalculando, Cristina está recalculando". 

Tereschuk ejemplifica: "Salvo en Chile y Uruguay, en todos los países de la región hubo presidentes que, por motivos similares, no terminaron sus mandatos. Piñera en 2019 terminó porque Chile tiene un sistema institucional para eso, pero en otro país hubiera sido distinto”. Sin embargo, aclara que no hace futurología, porque "lo que ocurra depende de lo que él haga". "Si mañana hace otra cosa, su destino puede ser otro".

Finalmente, retoma algo que dijo Kicillof en la conferencia: “los presidentes suelen ponerse bien si su pueblo está bien y viceversa. Acá está agrediendo al pueblo bonaerense que es el pueblo argentino, su pueblo. Esto no tiene precedentes”.

Ante la misma pregunta, Tonelli sostiene que “en Argentina no hay margen para un Fujimori", dice con cierta confianza en los resortes republicanos que terminan haciendo girar la rueda institucional del país, a la vez que vuelve a advertir sobre la debilidad política del Presidente. "El último gobernante en minoría legislativa que recuerdo fue Anibal Ibarra en la ciudad”, asegura.