Una serie de coincidencias felices fue el sendero recorrido por unos historiadores apasionados y por el gobierno santafesino para que hoy Rosario tenga en su patrimonio provincial un fondo de libros, revistas y documentos sobre la República y la guerra civil española, la lucha antifascista y la historia del anarquismo (argentino, rosarino e ibérico) que ya está despertando interés internacional.
Nacido a fines del siglo XIX, el español Isaac Calzadilla entró a la Argentina por Brasil a comienzos del siglo XX y llegó a Rosario en 1910. Trabajó de lo que pudo y logró algo que no todos consiguen: amasó una fortuna. No sólo fue un miembro muy activo y respetable de varias instituciones de la comunidad española local, sino que estaba suscripto a La Protesta y otras revistas anarquistas, compraba libros argentinos, españoles y chilenos sobre asuntos candentes de su tiempo y guardó cada papelito. Cajas y cajas se acumularon en el altillo de la hermosa casona de calle Córdoba 2424 que legó a sus descendientes.
Sus nietos alquilaron la casa a la Federación de Cooperativas Federadas Limitada (Fecofe). A mediados de año, estaba trabajando allí Sofía Bauza, jefa de trabajos prácticos en la cátedra de Historia Latinoamericana y Argentina II de la Facultad de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Rosario, cuya titular es Agustina Prieto. Un nieto de Isaac Calzadilla le ofreció a Sofía Bauza, ella avisó a Alicia Mejías y a Agustina Prieto, y estas historiadoras alertaron a su colega Pablo Montini (quien recién asumía como director del Museo Histórico Provincial Julio Marc) sobre lo que dormía en el altillo, hasta que Montini mandó un camión de mudanzas a buscarlo.
Entretanto, Prieto y Mejías habían acudido con un grupo de investigación de la Facultad de Ciencias Políticas a revisar los contenidos de las cajas y sorprenderse con todo lo que hallaron allí.
Los rápidos reflejos del flamante director resultaron oportunos, ya que pocos meses después la casa cambió de inquilinos y hubiera sido incierto el destino de aquellas cajas. Fue una generosa donación sin condiciones y hoy es un inmenso archivo que está siendo desempolvado cuidadosamente por el equipo de conservación del Museo Marc, a cuyas valiosas colecciones esta nueva incorporación suma un campo nuevo y fértil que es el de la historia política e inmigratoria del siglo XX.
Con curaduría de Agustina Prieto, la exposición Donación Calzadilla. Libros y papeles de la guerra civil española da a ver apenas una punta del iceberg. La muestra, que abarca una sala e incluye una edición facsimilar de una obra de Josep Renau, entabla un fructífero diálogo con La Luz en la tormenta: arte moderno entre dos guerras (curador: Guillermo Fantoni), que también puede verse hasta comienzos de diciembre en las salas del Museo que se encuentra en pleno Parque Independencia. Por una coincidencia no tan feliz, los afiches llamando a luchar contra el fascismo cuelgan al lado de la sala de armas, que el año próximo volverá a su ubicación inicial.
"Isaac Calzadilla fue uno de los fundadores del Centro Español de Unión Republicana", contó Agustina Prieto a Rosario/12. "Entre la cantidad importante e interesantísima de documentos que tienen que ver con este centro, y que todavía esperan ser catalogadas, hay listas sobre la recolección de fondos para 'la ración del miliciano' y los afiches con los que se publicitan estas actividades", detalló. Y sí, en una vitrina de la muestra hay un volante, cruzado por la bandera tricolor roja, amarilla y azul, y anunciando las cifras que se reunían en Rosario para enviar mes a mes y alimentar día a día a los milicianos y brigadistas que arriesgaban sus vidas en el frente por la República.
Todo servía como arma, incluso el arte. Mucho del arte de tapa de las revistas y libros de la muestra lleva firmas prestigiosas como la del rosarino Julio Vanzo, la de José Planas Casas, la de Pompeyo Audivert o la del andaluz Helios Gómez. Conocido en su época como "el pintor de la corbata roja", Helios Gómez ilustró en dinámicos planos blancos y negros poscubistas una nota de tapa de La Protesta contra la "ley de fugas", ejecución extrajudicial que consistía en simular la evasión de un detenido para asesinarlo con impunidad. La imagen de los gendarmes de la Guardia Civil que disparan contra dos hombres inermes evoca tristemente la actual metodología represiva del "gatillo fácil".
Montini señala esta y otra tapa, de La revista blanca. Allí, una alegoría satírica representa a las masas adorando a la Ignorancia, masas no muy distintas a los "globos amarillos" de ahora. El objetivo principal de su gestión, cuenta Montini, es que este museo sirva para pensar el presente y desarrollar el pensamiento crítico. Y contar con materiales del siglo XX es fundamental. Montini está muy contento: por el apoyo que viene recibiendo del secretario de Industrias Culturales del Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe, Pedro Cantini; por la cantidad de gente que está viniendo a las charlas en el museo; por los que trabajan en esa institución y por los historiadores españoles que le escriben con entusiasmo. Cabe agregar que el interés despertado por la historia del siglo pasado, aún reciente, se debe a que resuena en la memoria viva de la ciudad. Al repasar la lista de firmantes al pie de un anuncio del acto del 5 de marzo de 1931 en el cine Broadway celebrando la votación por la República el 16 de febrero de ese año, aparecen (entre otros) Bernardina Dabat de López; el crítico de arte Eduardo Carasa; Anita Piacenza, quien salió del país con su compañero José Grunfeld para sumarse a las Brigadas Internacionales; el médico Juan Lazarte, impulsor de la medicina social en Santa Fe y de la Reforma universitaria; el médico psicoanalista Emilio Pizarro Crespo, cuyas historias clínicas como pionero del psicoanálisis en el Hospital Español de Rosario se reúnen en un libro editado por Laudelino Ruiz, también uno de los fundadores del Centro Unión Republicana de Rosario.
¿Dónde están ahora los intelectuales capaces de jugarse por la humanidad? ¿Y dónde, los otros archivos que esperan ser encontrados?
