Desde Rosario

En los últimos 15 días el asesinato al azar de dos taxistas, un colectivero y un playero en sus lugares de trabajo sumieron a Rosario en un estado de duelo y de alarma. Algo cambió. Lo que algunos describen como un corrimiento de la frontera de “lo matable”, otros resumen como la sensación de que “te pueden balear en cualquier momento”. En los barrios del centro temen que los crímenes empiecen a concretarse en las zonas más acomodadas de la ciudad y al azar. En la periferia, las disputas territoriales entre bandas de narcomenudeo, con muertes incluídas, son parte del paisaje.

Matilde Bruera es abogada especializada en DDHH, titular de Derecho Penal de la Universidad Nacional de Rosario y legisladora provincial con mandato cumplido. Por su experiencia de 15 años como Defensora Pública en Rosario es alguien que puede dar cuenta de lo atraviesa esta ciudad más allá de la espectacularización de la guerra contra el “narcoterrorismo”. Sobre todo, en momentos como éste, en los que la intervención de las fuerzas federales y la militarización se presentan como solución final. Bruera ofrece una alternativa a las miradas que sólo castigan a los últimos eslabones de la cadena comercial y delictiva, y hacen la vista gorda ante los que grandes beneficiarios del negocio.

“La policía regula el narcotráfico a través del poder judicial”, dice Bruena, con una comprensión del asunto capaz de abarcar los vínculos que van desde la triangulación entre narcomenudeo y fuerzas policiales, pasando por otras complicidades menos obvias: las financieras, las empresas portuarias, los bancos, las constructoras o los fondos de inversión donde desagota el dinero que proviene del mercado de las sustancias ilegales.

-Si los crímenes y otros delitos relacionados con el narcomenudeo son en Rosario asunto casi diario, ¿qué cambió para que la situación actual se interprete como particularmente crítica?

-Rosario está viviendo un cambio cualitativo de la violencia. La tasa de homicidios triplica la media nacional. Si bien ha tenido períodos de amesetamiento, luego ha vuelto a crecer. Pero la sensación del rosarino (y también la realidad) es que esto pasaba en los barrios de la ciudad, y que eran peleas territoriales de bandas de narcos. Sobre todo a partir de que fueron presos algunos jefes de las bandas. Eso desorganiza a las bandas, que empiezan a disputar espacios. La gente del centro vivía esto como algo ajeno y lo sufrían las personas que habitaban esos barrios. Pero por lo que pasó en los últimos 15 días la sensación del rosarino ahora es que te pueden matar en cualquier momento y en cualquier lugar. Se produjeron una saga de homicidios que apuntaron a trabajadores en su lugar de trabajo. 

-¿Qué opina de la hipótesis que dice que el disparador esta vez fueron represalias contra presos vinculados con las bandas narco?

-Desde que asumió, el gobernador Pullaro se dedicó a hacer publicidad de una política de seguridad al estilo Bukele, sobre todo en lo que hace al control de las cárceles. Las cárceles son de por sí problemáticas y difíciles de manejar, por el alto grado de hacinamiento y de corrupción. En los últimos 10 años se triplicó la cantidad de presos que las habitan. El total de presos son 11.400, siendo que la capacidad de los penales, donde deberían ubicarse, admite un total de 6000. Se vienen tomando medidas que bajo la pretensión de ordenar las prisiones, las terminaron de desordenar, y eso repercutió en las calles. Con la imitación publicitaria de bukelismo, cortaron las visitas, los víveres, etc. Esas medidas son ilegales y contraproducentes porque en definitiva todo circula igual o peor, favorece los actos de corrupción del propio servicio por carriles ilegales. De hecho acaban de detener en estos días a un empleado penitenciario, que ingresaba al penal con 17 celulares. Parte de la explicación sobre los asesinatos de trabajadores en las calles rosarinas, hay que buscarla en estos errores. El Ministro de Seguridad Cococioni, hace públicas unas fotos de presos al estilo Bukele. Fueron a buscar a un grupo, los apalearon y los fotografiaron y, al otro día de eso empezó la masacre en las calles. 

-¿Qué otros elementos se deberían considerar?

-Los dos homicidios de los taxistas fueron ejecutados con un arma policial, la misma en ambos hechos, y con balas policiales. Y en los dos homicidios les dejaron una zapatilla al lado del taxi de cada una de las víctimas y ambas del mismo par, para que no queden dudas que los autores eran los mismos. Y luego balearon la seccional policial 15, de la zona sur, con la misma pistola y municiones. Esto es muy grave, porque evidentemente hay que indagar en ámbitos policiales algunas hipótesis. Puede ser una interna policial de sectores corruptos que están reclamando participación en la recaudación. En Rosario, las bandas de tráfico de drogas son narco policiales, según lo ha acreditado la justicia en casi todas las causas más importantes. También hay un tráfico de armas muy importantes desde ámbitos policiales hacia el ámbito del narcotráfico. La ley que se aprobó en diciembre pasado, para pasar el narcomenudeo a la Justicia Provincial, ha potenciado el manejo de cajas de recaudación ilegal. 

-¿Cuál sería la relación entre la ley de narcomenudeo y la activación de una nueva caja?

-Todos los delitos vinculados al tráfico de drogas eran de competencia de la Justicia federal, y al ser delito federal, lo controlaban los fiscales y jueces federales. Con la nueva ley, se pasan a la provincia los delitos de ventas minoristas , o micromenudeo, los cuales los empiezan a trabajar exclusivamente la policía local con los jueces y fiscales de la provincia, es decir, se les entrega el control del comercio minorista de drogas a una policía que tiene amplios sectores de corrupción. Esa policía, no ha sido depurada, y si bien ya había vínculos y recaudaciones ilegales, a partir de la provincialización adquieren el manejo exclusivo del comercio minorista, que es el que en definitiva termina en las financieras locales y se lava en inversiones diversas. Hay que analizar, si este salto cualitativo de la violencia, no tiene que ver con eso. Lo que está pasando es un mensaje hacia las autoridades provinciales, un mensaje trágico, a través del asesinato indiscriminado de personas. No se está haciendo nada serio en materia de seguridad, para bajar los niveles de violencia, y controlar el narcotráfico, y si bien el gobierno provincial e incluso el nacional, Bullrich, han alardeado con estadísticas bastante cuestionables, sobre la disminución de homicidios, eso no puede medirse en tan corto período y mucho menos cuando de golpe explota un nivel de ataque indiscriminado contra cualquier habitante. La Seguridad no se controla con videos, fotos y redes. Realmente, la exhibición de las fotos de cárceles al estilo Bukele, han sido de una grave irresponsabilidad, incluso señalada por los propios bukelistas originales.

-El mismo ministro de Seguridad de El Salvador la llamó a Bullrich para decirle “Se están equivocando, eso no se hace así”…

-Todo lo que hace Bullrich también es en ese tono. También, la propuesta de militarizar. El General Balza dijo que los países que las involucraron para combatir el narcotráfico tuvieron pésimos resultados. Los jefes actuales del ejército, también, lo están diciendo: “nosotros no estamos preparados para eso”. La militarización fracasó en México, fracasó en Colombia, en Brasil. Nuestra ley Seguridad Interior lo prohíbe. La ley de Defensa de la época de Alfonsín, también diferencia las funciones de Defensa Nacional de la Seguridad Interior, y la propia carta de Naciones Unidas también lo diferencia. Lo mismo con las calificaciones de “narcoterrorismo” que tanto usa Bullrich: desde el punto de vista jurídico no es correcta. Las bandas rosarinas son muy precarias, no son carteles. Existen sectores que exportan, pero son fundamentalmente locales. Si bien se podría calificar como “terrorismo” a estos últimos homicidios que han paralizado a la ciudad, eso no tiene mayor sentido, porque el terrorismo en el Código Penal es un agravante de penas: las duplica, pero es una pena menor a la que tiene el homicidio por sicariato, que está sancionado con prisión perpetua. No hace falta calificarlo como terrorismo. ¡No hace falta agregarle nada!

-¿Cuál es el fin de instalar la categoría “narcoterrorismo”?

-La calificación de narcoterrorismo es muy peligrosa políticamente porque habilita lo que hace el Comando Sur de Estados Unidos. Se trata de la misma política-espectáculo que lleva adelanten Pullaro siguiendo a Bullrich: la militarización, la foto, la caracterización de “narco terrorismo” rimbombante. Pero abajo no hay nada. 

-¿Por qué suele decir que en Rosario “la policía regula el narco a través del poder judicial”?

-Meten presos a los que están en la última cadena de distribución, es decir, el narcomenudeo. Cuando fui defensora pública federal, de los casos que entraban al Tribunal Federal, la defensa pública tenía entre el 85 y el 90 %. Los que llegan a los tribunales son todos pobres, no pueden acceder a defensas privadas. Como a alguno tiene que llevar preso, porque no pueden decir “no tengo casos”, la policía lleva presos a los que son fungibles. 

-Se habla de “las hormigas pero no se habla del hormiguero” se dice en relación a que no se investiga la ruta de ese dinero.

-En Rosario no hay ninguna duda de la relación con las financieras. Acá hay varios financistas muy conocidos investigados, presos o condenados. El financista Gustavo Shanahan, que fue presidente de la Terminal Puerto Rosario. No cualquiera: un desarrollador de inversiones importantes, una persona vinculada a la Bolsa de Comercio. En su caso, la Justicia acreditó que había narcos que cambiaban plata en su financiera. La otra financiera muy conocida es Cofyrco, en pleno centro de la ciudad. Uno de sus titulares es Patricio Carey. A la misma también se la investigó por operar con dólares sin autorización, pero fundamentalmente, por la vinculación con sectores de tráfico de drogas, que operaban allí. Nunca se investiga la ruta del dinero narco y de las bandas locales, solo caen presos los últimos eslabones de la cadena, y de vez en cuando cae alguno más importante, en general, por hechos violentos, o cuando han quedado muy expuestos. Por ejemplo el caso de Los Monos, o de Esteban Alvarado, cuando quedaron involucrados en homicidios que dejaron expuestas sus actividades. Pero incluso esos que salen a la luz, en los que reciben condenas en eslabones un poco más arriba que lo habitual son totalmente excepcionales. Te das cuenta por ejemplo porque todos tuvieron abogados privados.

-Y las financieras, al fin y al cabo, son intermediarios…

-Claro, esa plata pasa por ahí pero va a negocios privados o a los bancos. O sea, que hay bancos lavadores de los negocios narcos, como se ha difundido sobre el HSBC.  Pero no sólo eso, sino que hay una cantidad de inversiones en Rosario, sobre todo inmobiliarias, en algunas zonas de la ciudad, cuyo origen nunca ha sido controlado. Puerto Norte (una copia de Puerto Madero) es una zona sobre el río donde durante el gobierno socialista hicieron un montón de edificios violando todas las normas del código de construcción. Privatizaron la costa de hecho para hacer unos edificios “de categoría”, con “amenities”, con seguridad privada, y lujosos, que permanecen vacíos.

-¿Y la complicidad del sistema judicial?

-Es imprescindible. Pero también hay que mirar la legislación civil. Y hay tanta complicidad del Estado como de los negocios privados. Las modificaciones que Mauricio Macri propuso para la ley de Sociedades fueron pensadas para facilitar el lavado. Se sabe que Los Monos aprovecharon esas sociedades de acción simple para lavar. Cuando el negocio era menor, acá empezaron en el 2011, 2012, con las concesionarias de autos. En la ciudad empezaron a aparecer agencias de autos de alta gama por todos lados. Ni hablar de las compras de campos, o de pools de inversores. Se suele escuchar en relación a este tema frases como “el Estado se retira para que el narco actúe de forma paralela”. No. Ojalá fuera sólo eso. En verdad actúa de forma oficial. El poder judicial y político actúan de forma oficial. Está todo a la vista. 

-¿Tenés alguna hipótesis, alguna explicación de por qué esto pasó en Rosario y no, en esta magnitud, en otras ciudades con puerto?

-Porque en la costa de Rosario y sus alrededores, hay veinticinco puertos, todos privados. Sin control. Pero además, el caudal que tiene el funcionamiento del puerto de Rosario no se ve en otros lados. El 85 por ciento de las exportaciones del país salen de acá, de la zona que va desde Villa Constitución, San Nicolás, hasta Timbúes. La más activa es la de Puerto San Martín que es hacia el norte, pero la Terminal Puerto Rosario es manejada por Vicentín. La magnitud de movimiento que tienen estos puertos se aprovecha para la exportación (de drogas ilegales). Si bien los que se dedican a exportar son otros sectores mucho “más VIP” que Los Monos o gente como Alvarado, pero aún así ese movimiento de venta internacional (de sustancias ilegales), genera circulación en el mercado interno. Hay derrame. Siempre digo que el único mercado en el que verdaderamente hay derrame es éste.