El Gobierno desde hace meses que venía amagando con aplicar algún impuesto a la renta financiera. Los principales funcionarios del equipo económico a mitad de año tuvieron que desmentir que iba a cobrarse un graven sobre estos activos para evitar mayor presión sobre el dólar. Pero luego del triunfo en las elecciones se decidió incluir en la propuesta de reforma tributaria un impuesto sobre los bonos, Lebac y plazos fijos. En el mercado en las primeras horas de ayer hubo algo de tensión aunque con el correr de las horas se respiró con alivio. Los detalles del gravamen, que presentará hoy el ministro de Hacienda Dujovne en conferencia de prensa, contemplarían un pago menor al 10 por ciento sobre los intereses ganados con los títulos públicos. Esto implica que el capital, que representa una base imponible de más de 200 mil millones de dólares, no quedaría alcanzado en la reforma impositiva.

Los referentes de los bancos quedaron satisfechos con el anuncio y privilegiaron las buenas relaciones políticas. “El discurso del Presidente Mauricio Macri constituye un punto de inflexión en la política argentina y un mensaje esperanzador hacia la sociedad. Los tres ejes centrales enunciados, responsabilidad fiscal, reforma laboral y calidad institucional son vinculantes y deben ser asumidos por todos los argentinos para que al país le vaya bien. Coincidimos en que estamos frente a la gran oportunidad de seriamente normalizar el conjunto de la economía y tener un país cada vez más competitivo, con más empleo y moderno”, dijo Claudio Cesario, titular de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA). 

  En la letra chica de los impuestos a la renta financiera no habría un golpe importante para las ganancias de inversores locales y extranjeros. Esto se debe a que serían parte de la base imponible únicamente una parte de los cupones (intereses anuales) de los activos pero no se cobraría por el capital desembolsado en la compra de bonos. Esto implica que un bono que paga un interés anual del 8 por ciento por cada 100 dólares invertidos sólo recibirá impuestos sobre una porción de esos 8 dólares. La cifra estaría por debajo del 10 por ciento, lo que implica que los inversores en lugar de recibir 8 dólares por los intereses del título recibirían en torno a 7,5 dólares. El alivio es porque entre los grandes fondos se temía la posibilidad de un impuesto cobrado sobre el capital, lo que hubiera implicado una fuerte caída de la rentabilidad de los títulos públicos.  Las acciones, en tanto, no quedarían incluidas entre los activos que deberán pagar por impuestos. Las Lebac del Central, en contraste, estarían alcanzadas por el proyecto de reforma tributaria. El dato no es menor si se tiene en cuenta que hay un stock de estos títulos superior al billón de pesos, es decir una cifra equivalente a 50 mil millones de dólares. En la presentación de Dujovne se dará precisiones acerca de cuánto pagarían de impuestos las ganancias obtenidas con estas letras y se tendrán mayores precisiones acerca de cuántos individuos quedarían alcanzados.