“Por nuestra Patria y sus gobernantes que oyendo el clamor de los más necesitados puedan dar pasos de respuesta a esta emergencia alimentaria y derecho al trabajo digno”, leyeron desde el altar. “Te lo pedimos Señor”, fue la respuesta de los presentes.
En la intersección de Autopista Presidente Perón y Quesada o, para los vecinos, en Quesada y Camino Negro, más de mil personas asistieron este viernes a la misa que ofició Monseñor Jorge Lugones, obispo de la diócesis de Lomas de Zamora. Fue en Fiorito, el barrio donde nació Diego Armando Maradona. Lo hizo tras la convocatoria que le acercó la Mesa Multisectorial lomense, una de las tantas que se conformaron por impulso de Axel Kicillof tras el triunfo de Javier Milei en el balotaje.
La ceremonia estuvo enmarcada en el pedido de que se declare la emergencia alimentaria a nivel nacional y se creen nuevas fuentes de trabajo ante la oleada de desocupados que inundó los barrios populares. Principalmente, por el parate de la obra pública que alteró la economía de miles de vecinos del conurbano bonaerense dedicados a la construcción.
Allí asistió Esther, quien está al frente del comedor Los Carlitos, sobre la avenida Ejército de Los Andes. “Estuvo muy buena la misa, pero hay que seguir luchando, yo voy a seguir luchando por mi barrio y por los chicos, porque cuando un chico tiene hambre no entiende lo que pasa a su alrededor, incluso no entiende la lucha, por eso nosotras no podemos bajar los brazos”, respondió ante la consulta de este medio.
También fue Laura, responsable del comedor Color Esperanza del barrio La Cava, en Fiorito. “Maradona contó una vez que se dio cuenta de que su mamá no comía para darles de comer a él y a sus hermanos, y eso es lo que estamos haciendo nosotras, porque nuestros chicos tienen hambre y el Gobierno nacional nos dejó sin alimentos”, señaló.
Ambas mujeres redujeron los días en que abren sus comedores. De todos los días de la semana a sólo dos o tres, dependiendo de los insumos que logren tener para hacer la olla. “No te das una idea de lo que es tener que hacer una lista y decirle a alguien con su tupper en la mano que para él y sus hijos no alcanza”, coincidieron con bronca.
Frente a Laura y Esther, y otras tantas referentas y referentes barriales de Lomas de Zamora, Lugones subrayó que “ante el desafío de que se abran fuentes de trabajo y una escandalosa pobreza, cuando hay notorias indiferencias sociales no se trata de una política deficiente o un problema económico, se trata de una falta de capacidad para amar, para hacer que otros tengan una vida más digna y más justa”.
Lugones es uno de los integrantes de la Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPAS), en la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), uno de los espacios centrales para el diálogo de la Iglesia con los representantes sindicales y las organizaciones sociales.
Además de obispo de Lomas de Zamora, es veterinario graduado en la Universidad Nacional de La Plata, profesor de Filosofía y licenciado en Teología por la Facultad del Colegio Máximo, de la localidad bonaerense de San Miguel.
“Sin justicia ni hay paz, y sin justicia se consagra la ley del más fuerte sobre el más débil”, apuntó este viernes durante la lectura de su discurso. Y durante el saludo a los presentes remarcó que "pecar es el mal uso de la libertad".
“Nadie se salva solo”
A las 10 de la mañana estaba convocada la misa, pero Lugones llegó más de media hora antes al predio santuario Santos Latinoamericanos que pertenece a la diócesis lomense. El obispo recibió a quienes se reunieron para pedir por la emergencia alimentaria y el trabajo digno.
Casualmente, la fecha de la ceremonia coincidió con el Evangelio de San Juan. “No se cambió”, aseguró Lugones. Se leyeron los versículos que relatan la historia de la multiplicación de los panes por parte de Jesús. Según la Biblia, con una canasta que tenía cinco panes y otra con dos pescados, el profeta de los cristianos alimentó a cinco mil personas. Incluso sobraron doce canastas de pan.
“Cuando tejemos redes para cuidar a los más débiles lo que es insuficiente se transforma en abundancia”, resaltó Lugones en relación a la lectura del pasaje bíblico. “Este relato nos muestra un Jesús atento a las necesidades de su pueblo porque la voluntad de Dios es que todos puedan partir su pan con dignidad y es posible que alcance a todos”, dijo.
Y agregó: “Cuando el pan se acumula en pocas manos, nos dejamos encerrar en la actitud soberbia del me salvo yo solo”.
Lugones mencionó las palabras del Papa Francisco, jesuita como el obispo, quien durante abril “recordó la importancia luchar por los derechos humanos de las mujeres”. “Por las que se quedaron sin empleo, sea público o privado, por las que su jubilación no les alcanza para los medicamentos, por las que a sus hijos discapacitados no les llegan medicamentos, o por las que o deben asistir al comedor del barrio como comensales o voluntarias donde van sus hijos”, apuntó.
Lamentó que el “veneno de la droga” esté destruyendo muchas familias. Sobre esta situación, pidió que haya más tolerancia a los adictos. “No podemos mirar para otro lado en una sociedad que excluye”, aseguró.
Nacido en 25 de Mayo en la provincia de Buenos Aires, Lugones concluyó la misa con la bendición de ollas de comedores que tenían carteles con mensajes hacia el gobierno de Javier Milei.
“Ajusten a la casta, no a la canasta” y “La única necesidad y urgencia es el hambre” fueron algunos. “El hambre es el límite”, fue otra de las cartulinas escritas con fibrón negro que fueron bendecidas junto a herramientas de trabajo para el corte de pasto en los barrios en plena epidemia de dengue.
Todos contaron su bendición por parte de Lugones, que tuvo unas palabras hacia las mujeres que llevan adelante la tarea de preparar una olla para sus vecinos. “Bendice las manos que trabajan, acompañan y cuidan, concédeles que no se cansen” dijo Lugones antes de que se le quebrara la voz. Tras dos segundos de silencio continuó: “Que se animen a seguir”.
Previo a las bendiciones, la lectura del salmo con la respuesta “Te lo pedimos Señor” tuvo dos mensajes más: “El grito de los pobres llega a los cielos” y “Nadie se salva sólo”.
Salir a buscar comida
“La situación en el aire es de desesperación, de desconsuelo y de desamparo”, relata Bárbara Vernengo, del comedor Niños de Rawson. Cuenta que en Villa Albertina, otro de los barrios de Lomas de Zamora, la realidad de Fiorito se replica. “Viene gente desempleada que estaba acostumbrada a laburar todos los días y no entiende cómo es que están pidiendo un paquete de arroz”, explica en sintonía con Esther y Laura.
Se refiere a los obreros de la construcción y menciona el caso de las cooperativas de AySA que integraban programas de conexiones cloacales y de agua potable y que este medio contó cómo se les dejó de pagar desde diciembre.
“Si bien los últimos ocho años hubo inflación y pobreza, estos tres meses es como si hubieran pasado ocho años”, señala Vernengo. “El año pasado si venían quince familias más veías como reducías un poco las porciones pero llegabas, ahora te vienen de a cincuenta y no hay manera”, agrega.
Explica que tuvo que reducir la cantidad de días que “paran” la olla. De estar presentes de lunas a viernes, ya sólo se abre el comedor los lunes, miércoles y viernes. “Los martes y jueves se comunican entre los vecinos y averiguan si en el barrio u otro barrio se puede ir a buscar comida”, relata.
—¿Y los fines de semana?
—Es mas difícil. Los vecinos te dicen que no saben qué hacer porque la mayoría de los comedores no abren los fines de semana. No porque no quieran. Porque ya no se puede más. Las señoras te dicen que si el marido no trae algo de la calle, que eso es cartonear o vender alguna chatarra, los chicos pasan el fin de semana a mate cocido.
Cuenta también que conversa con algunos “papás que votaron a Milei”. “Querían un cambio, pero nunca pensaron que iba a ser un arma de doble filo, porque ellos estaban defraudados con la política anterior que no dio respuesta”, dice.
La referente resalta que hoy hay “desesperanza porque no se puede volver el tiempo atrás”. “Esto tiene que servir para la dirigencia, que si quiere volver tiene que aprender a dar respuestas al pueblo que lo elige y dejar de hacer tonterías”, apunta.
Un escenario que empeora
Junto con los vecinos y dirigentes barriales que asistieron a la misa, estuvo el intendente de Lomas de Zamora, Federico Otermín. “El encuentro de hoy es muy importante porque la Fe es esperanza”, apunta en conversación con Buenos Aires/12. “Hay un nivel de insensibilidad del Gobierno nacional que es total, un abandono por parte del Estado nacional cuando más se lo necesita con una estigmatización de los barrios populares”, detalla.
“Nosotros tenemos una mirada y queremos que la gente coma en su casa, pero hoy es caro comer”, resalta. Sobre la posibilidad de dialogar con el Gobierno nacional, Otermín reafirma que “en términos de responsabilidad nos encantaría conversar pero nos encontramos con una negativa muy grande del gobierno al trabajo con la comunidad”.
“La única política del Gobierno nacional es el ajuste y el pago de la deuda, y ese ajuste sobre la provincia y los municipios tiene un impacto sobre la ciudadanía”, señala en sintonía con el análisis del Kicillof. “La licuación de las jubilaciones y el tarifazo que ya empiezan a sufrir las PyMEs de Lomas de Zamora es muy duro, pero desde el peronismo vamos a buscar que no quede nadie tirado”, asegura.
Esta lectura sobre la mirada del gobierno de Milei la comparte Paula Montenegro, referente de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) en el municipio que gobierna Otermín.
“Desde diciembre se triplicó la asistencia a los comedores, creció la desocupación por el freno de la obra pública, sin entrega de alimentos desde que asumió al Gobierno nacional, y en el medio tenemos a la ministra Sandra Pettovello diciendo que se audita a los comedores porque muchos no existen: si están cerrados es porque dicen que no pueden hacer un carajo y no les entregan nada”, explica.
Cuenta que desde noviembre que los montos del Potenciar Trabajo se encuentran congelados en 78 mil pesos. “No alcanza para vivir ni una semana”, apunta. En este contexto, muchas responsables de comedores ponen plata de su bolsillo para preparar la olla ante la falta de entrega de todo tipo de alimentos.
“Prima la angustia y la bronca”, remarca Montenegro. “Hicimos una movilización hace dos días para marcar esta situación, cumpliendo con sus reglas y después de hora y media cuando empieza a haber un canal de diálogo te salen a reprimir”, subraya.
“Te sacan el plato de comida y te cagan a palos”, remarca mientras eleva el tono de voz.
Junto a la Asociación Judicial Bonaerense, la UTEP fue parte de la convocatoria oficial a Lugones. “Él considera que la situación alimentaria es crítica porque la realidad es que la gente no llega a hacer dos comidas por día, y desde la Iglesia propusieron hacer la misa”, cuenta sobre la organización de la ceremonia.
Desde enero, junto a las CTA, la CGT, el Frente Patria Grande, Barrios de Pie y otras organizaciones, trabajan en la Mesa Multisectorial lomense que, como otras, apunta a confluir los objetivos de todos los trabajadores, tanto los asalariados como los de la economía popular.
Entre sus últimas acciones, el pasado 5 de abril lograron que se declare la emergencia alimentaria en el Concejo Deliberante de Lomas de Zamora. “Sacaron una resolución que exige la entrega de alimentos, exigiendo donde corresponde que es en el Gobierno nacional, que les recortó la entrega a los municipios y le recortó los fondos a la provincia”, remarca Montenegro.
Tanto Otermín y Montenegro estuvieron en la misa de la que también participaron la jefa de Asesores del gobernador, Cristina Álvarez Rodríguez, el director de Culto de la provincia, Juan Torreiro, la ex intendenta de Lomas de Zamora y actual secretaria de Relaciones con la Comunidad del municipio, Marina Lesci, así como el referente nacional de Barrios de Pie Daniel Menéndez.