"En el turf no hay fija, dos más dos no da cuatro", advierte un viejo apostador, con la cara curtida de tantas apuestas (y derrotas). Y ese dato, elocuente, preciso, que la cámara de televisión y el editor general rescatan entre tantas horas de filmaciones define la cultura de un lugar: el hipódromo municipal. Y lo más importante: Canal 3, decide ponerlo al aire, un día como hoy. No es poca cosa en una televisión local tamizada por hechos policiales y reclamos vecinales.

"Domar el azar", es el nombre del primer capítulo del programa periodístico EntreZonas, al que decidió apostar Televisión Litoral. Al frente del envío (o de costado con los entrevistados) está el periodista de la casa, Roberto Caferra con producción de La Vereda Films. La gacetilla de prensa anuncia que el cronista "se adentra en el submundo del hipódromo rosarino descubriendo sus reveses a través de un recorrido que lo tendrá como protagonista de una apuesta en la que habrá intentado domar al azar".

El primer capítulo, de ocho que están previstos, es nada más y nada menos que una crónica periodística de impecable edición. Caferra lo resuelve bien porque pregunta bien, porque tiene curiosidad y ya se sabe que sin esa capacidad no hay periodismo posible.

-‑Los caballos no hablan -advierte un jockey, cuando le preguntan sobre los secretos que hay que tener en cuenta a la hora de apostar.

-‑Es de mi propiedad ‑responde con extrema seriedad un hombre mientras el cronista le confiesa que apostó por el número seis que finalmente ganará la carrera ante caballos que, todos saben en el hipódromo, son de cuarta categoría.

Son diálogos fantásticos para la construcción narrativa pero como esto es televisión el hallazgo pasa por el registro fotográfico, por la edición de cámaras, por la sorprendente producción general.

La otra particularidad del programa es el uso inteligente del dron. La imagen con la salida de los caballos y los jockeys desde las gateras mientras los edificios de la ciudad ribereña se recortan en el fondo, es un pequeño gran hallazgo.

Hay más diálogos significativos. Un joven socialista, Guido Boggiano, director de la sociedad de estado municipal Hipódromo Rosario, le confiesa a Caferra que no apuesta. El director del hipódromo no juega a las carreras. Maravilloso.

-‑Lo que tengo es gracias a los caballos -dice un apostador que sostiene entre sus manos un pequeño trofeo.

-‑¿Cuánto ganó hoy?

-‑Unos 20 mil pesos descontados los impuestos ‑responde el tipo con una sonrisa leve.

"Una fiesta hermosa, brillante como pocas veces se ha presentado en el Rosario, ha sido la realizada el domingo por la tarde, con motivo de la inauguración del nuevo hipódromo del Jockey Club, construido con todo confort y de acuerdo con las reglas modernas, entre la frondosa arboleda del Parque Independencia, frente a la montaña del mismo", escribió el 10 de diciembre de 1901 el periodista  del  diario La Capital, medio histórico en la difusión de pálpitos para burreros.

El hipódromo rosarino ya no es parte de los fastos de otras épocas, cuando allí estuvieron Roca y Gardel o el mundo se sorprendía de la hazaña de un jockey, Angel Oscar Barattucci, quien en la reunión del 15 de diciembre de 1957 obtuvo las ocho carreras que integraban el programa oficial, lo que constituyó un récord mundial.

-‑Es imposible igualar o superar esa marca... Acá ya no se corren más ocho carreras... apenas cinco ‑advierte el jockey de voz aflautada mirando a la cámara de televisión que registra, rescata y resignifica las cosas de acá a la vuelta, mientras de fondo se escucha un tango

electrónico o un tema de jazz de grupos locales. Todo es bien rosarino.

 

EntreZonas se emite hoy a las 14 por Canal 3, con Roberto Caferra, Federico Rathge y José Grasso.