• Adoptar planes de acción nacionales bien coordinados para poner fin a la violencia contra los niños, incorporando los sistemas de educación, bienestar social, justicia y salud así como a las comunidades y a los propios niños.
  • Cambiar los comportamientos de los adultos y abordar los factores que contribuyen a la violencia contra los niños, incluidas las desigualdades económicas y sociales, las normas sociales y culturales que condonan la violencia, las políticas y la legislación inadecuadas, los servicios insuficientes para las víctimas y la escasez de inversiones en sistemas efectivos para prevenir y responder a la violencia.
  • Centrarse en políticas nacionales para minimizar el comportamiento violento, reducir las desigualdades y limitar el acceso a las armas de fuego y de otro tipo.
  • Establecer sistemas de servicios sociales y capacitar a trabajadores sociales para que ofrezcan asesoramiento y atención terapéutica para niños que han sufrido casos de violencia.
  • Educar a los niños, padres, madres, maestros y miembros de la comunidad para que reconozcan la violencia en todas sus formas y empoderarlos para que hablen sobre la violencia y la denuncien sin correr peligro.
  • Recopilar mejores datos desglosados sobre la violencia contra los niños y realizar un seguimiento del progreso a través de una supervisión y evaluación sólidas.