Cayeron algunas gotas, pero ellos siguieron bailando a metros de Plaza de Mayo. Fue el lunes, en una milonga abierta que distintas asociaciones vinculadas al mundo del tango convocaron para pedir la sanción del proyecto de Ley de Fomento a las milongas, que se debatirá hoy como parte de la maratónica sesión de la Legislatura porteña. El mundo del tango viene reclamando hace rato más atención oficial para quienes defienden el género todos los días y no sólo para los festivales internacionales. El acto de anteayer logró reunir sobre el escenario a los representantes de distintas entidades, como la Asociación de Organizadores de Milongas (impulsores del proyecto), a las milongas independientes, y a la Ambcta, de los bailarines y coreógrafos.

Ya es la tercera milonga pública que se organiza en los alrededores de la Legislatura. La primera reclamaba al Ejecutivo porteño por las clausuras que venían sufriendo distintos espacios, desde los más tradicionales hasta los más nuevos. La segunda, en julio de este año, fue para presentar el proyecto de ley que la legisladora Andrea Conde (FPV) llevó al trámite parlamentario. Desde entonces se sumaron más organizaciones y se profundizó el debate.

La normativa establece la creación de un registro único de milongas en la Ciudad de Buenos Aires, forma un régimen de concertación para la actividad con la asistencia de un consejo asesor del que participan representantes del sector, exime a las milongas de algunos gravámenes y, sobre todo, establece un “Fondo de fortalecimiento y promoción” para la mejora de los espacios y su adecuación a las normativas de habilitación. “Esa fue otra discusión, si lo que había que sancionar ahora era una ley de habilitaciones de milongas o una ley de fomento más general, terminamos decidiendo por la de fomento, porque para las habilitaciones necesitás dinero para acondicionar el salón”, explicó Conde a PáginaI12.

Las clausuras, de cualquier modo, siguen siendo un tema que mantiene en vilo a los organizadores de milongas, señaló Julio Bassan, presidente de la AOM. Eso, y el impacto de los tarifazos y a la recesión económica propiciada por el gobierno nacional, que derivó en menor afluencia de público (en algunos espacios, hasta un cincuenta por ciento menos).

Para hoy los distintos participantes confían en la aprobación de la ley. Saben que aún queda la reglamentación y el período de organización hasta que empiecen a llegar los fondos. Mientras tanto, planifican más trabajo. “Tenemos un compromiso de Omar Abboud, presidente de la comisión de cultura de la Legislatura, para tratar el tema de las habilitaciones el año que viene”, se esperanza Bassan. Porque la cosa es seguir bailando, aunque llueva.