La ola de denuncias de acoso sexual que provoca conmoción en Hollywood arrastra ahora al veterano actor Dustin Hoffman, que hoy tiene 80 años, quien fue acusado por la escritora Anna Graham Hunter. El episodio ocurrió durante la filmación de la película para televisión Death of a Salesman (Muerte de un viajante), cuando Hoffman la buscó a tientas en el set y le habló en forma inapropiada sobre cuestiones sexuales explícitas. Graham, que en ese momento tenía 17 años, relató que primero le pidió “que le diera un masaje en los pies”, en su primer día en la filmación y que ella hizo lo que le pidió. “Lo hice”, escribió Hunter en el Hollywood Reporter, pero luego llegó el acoso. “Era abiertamente coqueta, (Hoffman) me agarró el trasero, me habló sobre sexo y frente a mí”. El relato sigue con la descripción de otro día en el cual “fui a su camarín para tomar su orden de desayuno; él me miró y sonrió, tomándose su tiempo. Luego dijo: ‘Voy a tener un huevo duro ... y un clítoris blanqueado’”. Mientras “su séquito se echó a reír. Me fui, sin palabras, fui al baño y lloré”. 

Hunter detalló el supuesto tratamiento de Hoffman sobre ella durante sus cinco semanas en un diario que le envió por correo a su hermana en ese momento. “Hoy, cuando estaba caminando con Dustin hacia su limusina, él sintió mi trasero cuatro veces”, escribió. “Lo golpeé cada vez, duro, y le dije que era un viejo sucio”. 

El colmo de la agresión llegó luego, de labios de un supervisor, quien al tomar conocimiento de lo sucedido le solicitó que “aguantara su comportamiento”, el de Hoffman, y que “sacrificara” sus valores como persona para evitar un escándalo “por el bien de la producción”. La escritora dijo ahora, a sus 49 años, que entiende que lo que hizo Dustin Hoffman “encaja en el patrón más amplio de lo que las mujeres experimentan en Hollywood y en todas partes”, del mundo. Al escribir sobre lo sucedido, mirando hacia atrás, comprendió que el actor era “un depredador, yo era una niña, y esto era un acoso sexual”. 

Hoffman, como hizo antes Kevin Spacey, respondió al artículo de Hunter con una disculpa tardía: “Tengo el mayor respeto por las mujeres y me siento terrible de que cualquier cosa que haya hecho la haya puesto en una situación incómoda. Lo siento. No refleja quién soy”. Más allá de sus dichos de hoy, la reputación del actor de Tootsie –película en la que juega un rol femenino–, a menudo ha sido preocupante. En el set de Kramer vs Kramer, él le dio una bofetada a su coprotagonista, Meryl Streep, con la excusa de “mejorar” su actuación en una escena dramática, mientras se mofa de la muerte de su novio. 

“Me estaba divorciando, había estado festejando con drogas y me agotó en todos los sentidos”, dijo Hoffman sobre su comportamiento en esa ocasión. Como si conociera de antemano las respuestas y las excusas, Hunter había iniciado su escrito-denuncia señalando que empezaba a relatar “una historia que he contado tantas veces que a veces me sorprende cuando alguien que conozco no la ha escuchado”. A los 17 años Hunter era ayudante de producción y Hoffman, a los 47 años en ese entonces, ya era una de las máximas estrellas del cine estadounidense.  

La escritora deja sentado que la desilusión por lo ocurrido formó parte activa del dolor que le produjo lo ocurrido. “Y sí, amé también las atenciones de Dustin Hoffman. Hasta que dejé de hacerlo”. A partir de ahí, Graham Hunter rescata varios fragmentos de un diario que escribió y envió a su hermana mientras trabajaba en Muerte de un viajante y que volvió a leer “recientemente por primera vez”. En sus páginas, la autora había apuntado varios episodios incómodos con el actor, como cuando la interrogó con insistencia, para saber si la joven había tenido relaciones sexuales el fin de semana anterior. O cuando aprovechó un paseo para tocarle cuatro veces las nalgas, a pesar de su firme resistencia. Esta nueva historia de acoso sexual se produce en el marco de un vendaval de denuncias en igual sentido.