Con un segundo tiempo en el que mostró un alto rendimiento, Independiente derrotó anoche por 2-0 (redondeó un global de 6-1) a Nacional de Paraguay y se clasificó semifinalista de la Copa Sudamericana, instancia en la que enfrentará a Libertad, el equipo paraguayo que dejó en el camino a Racing, el clásico rival del Rojo. 

No se traiciona nunca este Independiente de Ariel Holan. En Paraguay, la semana pasada, salió decidido a buscar el triunfo, y esa ambición tuvo premio con una goleada (4-1) que prácticamente selló su pase a la semifinal. La diferencia justificaba un planteo especulativo para anoche o al menos que no desgastara tanto físicamente. Sin embargo, el Rojo ya se ha apoderado de un sello y se apega al mismo, en cualquier circunstancia y escenario. 

Ayer se topó con un equipo que en el arranque intentó jugarle de igual a igual. Por algunos minutos buscó en ofensiva, pero ese adelantamiento dejaba espacios en el mediocampo y en su defensa peligrosísimos por la velocidad que el once de Holan suele imprimirle a sus contraataques, aunque en la etapa inicial no fueron letales porque los futbolistas del Rojo se mostraron imprecisos. Así y todo, Gigliotti tuvo una buena chance tras la habilitación de Meza, pero su remate resultó bien controlado por el arquero Rojas. También pasó cerca un cabezazo de Meza, tras centro de Silva. Fueron  muestras aisladas de lo que podía generar el conjunto de Avellaneda, que no tuvo continuidad en sus intentos, porque dependió mucho de lo que generaba Barco por izquierda, en buen tándem con Sánchez Miño. Por la otra banda, el Burrito Martínez no podía desequilibrar, a pesar de la buena participación de Meza. No alcanzó lo poco del local ni las buenas intenciones de la visita para quebrar el cero a cero con el que se fueron al descanso.

En el inicio del complemento, Independiente tuvo una diferencia sustancial: el Burrito Martínez salió con otra movilidad. Enhebró un par de  encuentros con Gigliotti y Barco, y en la tercera pelota que tocó puso el 1-0, sacando provecho de otra buena habilitación del uruguayo Silva. Ahí se acabaron el orden y la prolijidad que había mantenido Nacional, que salió a jugarse. Pero el conjunto paraguayo no dispone de muchos recursos. Depende de lo que pueda generar Salgueiro, sobre todo a partir de su buena pegada en pelotas paradas. Con sólo eso pudo llevarle algún problema a Campaña.

La reacción paraguaya terminó con el 2-0 del local, un golazo. La maniobra la inició Barco, que le cedió la pelota a Sánchez Miño, quien vio picar a Gigliotti y le puso un pase magnífico, que el Puma aprovechó al ciento por ciento batiendo a Rojas. No le hacía falta el triunfo, pero el Rojo juega siempre a ganar. Por eso es tan merecida su clasificación a la semifinal del torneo continental.