“Papás suecos”. Ese es el nombre de la muestra de fotografías que puede verse en hall de la estación Retiro. Es una exposición del fotógrafo sueco Johan Bävman, que incluye retratos de padres que optaron por quedarse en casa con sus hijos por al menos seis meses, con la licencia parental. Bävman, que también se la tomó, quiso averiguar por qué lo hicieron, y cómo cambió la relación con sus hijos como resultado de esa experiencia. Papás que cortan las uñas a sus hijos, que pasan la aspiradora con uno de ellos en una mochila en sus hombros, que les dan de comer, que pasean, se ríen, juegan, los duermen. “Siento que los hombres que se toman permiso parental reciben elogios inmerecidos por quedarse en la casa y estar disponibles para sus hijos, elogios que las madres no reciben”, dice un enfermero de 29 años, que tomó 9 meses de licencia posterior al nacimiento de su hijo Loke. Urban tiene 32 años y es ingeniero civil: optó por 10 meses de licencia parental. Se lo ve en la foto ayudando a su hijo a hacer caca en el inodoro. “Es importante tener la libertad de elegir si tomar o no el permiso parental. Para que más hombres asuman responsabilidades como padres, tiene que visibilizarse más los modelos de roles. Es un privilegio crear lazos emocionales tan fuertes con tu hijo. Hay que experimentar el permiso posnatal parental para comprender lo que pierdes si no lo tomás”, dice otro papá, comerciante, de 41 años. “Si la licencia familiar continúa creciendo al mismo paso que durante el siglo XX, el uso de esta licencia no será equitativa entre los géneros hasta el 2040”, dice la presentación de la muestra.