El Estadio Luna Park en la ciudad de Buenos Aires que fuera escenario de memorables acontecimientos exhibió un macabro espectáculo.

También El Luna Park fue el ámbito de otros actos deleznables como aquel que encabezó, en la "década infame", gobernador Manuel Fresco vestido de nazi y con la cruz svástica de fondo.

Lo rodeaba una multitud de serviles con el brazo derecho en alto haciendo el "saludo romano" típico de los fascistas.

En la jornada de ayer, 22 de mayo, en medio del conflicto que mantienen desde hace días en la provincia de Misiones trabajadoras y trabajadores estatales, yerbateros con el gobierno. La única respuesta es la feroz represión.

Además el gobierno nacional tiene acumuladas toneladas de alimentos en galpones y esto implica el infame padecimiento del hambre para cientos de seres humanos.

Perversidad encarnada.

En este contexto de empobrecimiento masivo, desempleo en aumento, inflación galopante, el primer mandatario canta y baila festejando un macabro festín.

Lo evidente es que la dinámica capitalista lo único que aumenta son los dividendos de las corporaciones, la riqueza de los ricos y las miserias y pobreza que no paran de expandirse.

Como parte del espectáculo, el patético liberticida instó a sus acólitos a ser partícipes activos de una batalla cultural.

Lo cierto es que la batalla que se libra en todos los frentes y sin tapujos se llama lucha de clases.

Por más que los burócratas busquen atenuar el impacto de los conflictos sociales, éstos se van a multiplicar.

Más temprano que tarde va a quedar al desnudo la cruda realidad.

Carlos A. Solero