Un hombre de 41 años fue condenado hoy a 24 años de prisión por el crimen de Melissa Tuffner, la estudiante de psicología y acróbata de 22 que fue atacada a puñaladas en una calle de la localidad bonaerense de Temperley en 2015. El Tribunal Oral en lo Criminal 8 de Lomas de Zamora condenó a Oscar Orlando Sosa, alias “El Buey” o “Sandro”, por “homicidio simple”, después de que se comprobara, gracias a las cámaras de seguridad de los edificios linderos, que persiguió a Tuffner momentos antes de su muerte. 

Por unanimidad, los jueces Nicolás Amoroso, Gustavo Ramilo y Alejandro Garlata dictaron un año menos de condena que los 25 que había solicitado en su alegato el fiscal Pablo Pando, y demostraron que, aquel 19 de julio, el acusado siguió a Melisa tratando de no ser descubierto. A un mes del asesinato, Sosa se acercó a darle el pésame a Marcelo, el padre de Melisa. 

Aquella noche, Sosa vio en la calle a Tuffner y comenzó a perseguirla mientras ella se dirigía al centro cultural "El Gringo Viejo", ubicado en Glew. La joven tenía previsto luego encontrarse con su familia en la cancha de Temperley pero nunca llegó. Los vecinos la encontraron tirada en la vía pública gravemente herida y agonizando.

La autopsia determinó que la joven tenía dos heridas profundas en el cráneo provocadas por dos puntazos de un arma blanca, que le causaron la muerte cerebral. 

Según afirmó Pando en su alegato, si bien las cámaras no registraron el ataque, se los ve doblar a ambos en una esquina y a 100 metros de allí es donde la joven fue encontrada gravemente herida, sin que le hubieran robado nada y sin signos de abuso. En tanto, la defensa oficial había pedido que el imputado, quien pidió no estar presente en la lectura del veredicto, fuera absuelto por falta de pruebas o, en forma subsidiaria, se lo condenara a ocho años.

Después del crimen, Sosa se presentó en la comisaría y si bien no hizo una confesión, los policías que lo recibieron ese día declararon que dijo: “Me vengo a entregar, sé que me están buscando. Mi alma es impura, sé porqué Dios me puso aquí”. Posteriormente, el hombre se reconoció en los videos, pero aseguró que él no había matado a Melisa y que ni se había dado cuenta de que la habían atacado.