La obra de Barrionuevo se caracteriza, entre otras cosas, por una fuerte sensibilidad social y un compromiso por las problemáticas de su tiempo y su entorno. Uno de los temas que siempre le preocuparon son las consecuencia que el modelo extractivo provoca en la tierra y en la humanidad. De hecho, construyó un estrecho lazo con organizaciones de base, como el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase), la Asociación de Productores del Noroeste de Córdoba (Apenoc) y la Universidad Trashumante, un proyecto pedagógico, político y cultural con quienes colabora asiduamente a través de la Peña Trashumante. Canciones de todas las épocas como “Ey paisano”, “El activista”, “Somos nosotros”, “Oye Marcos”, “La libertad” y “Mujer caminante” reflejan estas inquietudes. “En la canción nueva ‘Tu memoria y tu mañana’ digo que la avaricia no tiene límites. Los movimientos campesinos dan otra mirada del mundo, de la vida y del contexto. Desde el lugar que uno pueda, intento vivir en armonía con la naturaleza”, dice Barrionuevo desde un rincón de las Sierras Chicas.

Las manifestaciones públicas sobre estos asuntos y el contenido de las letras le trajeron algunos dolores de cabeza. En 2014, por ejemplo, el presidente de la Cámara de Proveedores Mineros de Andalgalá, Daniel Brizuela, lo declaró “persona no grata” en el departamento y consideró que atentaba contra “el progreso sustentable”, después de que el santiagueño cantara “Ey paisano” en el festival de Cosquín. Una parte de la letra habla de “el agua envenenada de Andalgalá” a causa de los descuidos de la explotación minera. En enero de este año, la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona, (Cartez) emitió un duro comunicado contra artistas que se oponen a la modificación de la Ley de Bosques en Córdoba, entre los que se encuentran Barrionuevo y el actor Raúl Serrano. En la provincia, sobrevive apenas el cinco por ciento del bosque nativo y el conflicto motivó multitudinarias manifestaciones en la ciudad. Los empresarios ruralistas los acusaron de buscar “el aplauso fácil de un público condescendiente”, desconocer los supuestos “estudios técnicos de marcado rigor científico” y “confundir a la opinión pública”. En una carta titulada “A los señores que me invitan a callar”, el santiagueño respondió: “La tierra canta, llora, recuerda, camina, se manifiesta y nosotros la honramos como nuestra madre total, mientras que ustedes la castigan con sus topadoras y sus venenos ‘milagrosos’”, entre otras cosas.

“Conozco la cosmovisión campesina porque mi madre y mi padre han sido campesinos, o sea que conozco la historia en primera persona. Me he criado así, de esa manera. Como decía Yupanqui, ‘para algunos la tierra es tierra, nomás’. Pero el monte es la vida”, le dice a PáginaI12. “Hay gente que no puede tomar conciencia de eso porque no lo puede ver así. Si alguien vive en el monte no es porque sea pobre, es mucho más rico que cualquier millonario, porque vive en armonía con la naturaleza. Esa es la riqueza para mí: saber cuidar todo lo que te rodea. Hay muchos problemas con las fumigaciones. La gente no tiene un límite. Esa es la avaricia: querer más y más. Entonces, la cosmovisión del campesino nos aporta muchísimo. Yo no vivo en la ciudad, pero entiendo que muchos no lo puedan ver de esa manera. Es ser menos intolerante y entender al otro. Si desmontás un pedazo de tierra, estás condenando a la miseria a mucha gente, es una matemática directa”.

–¿En los últimos años se está tomando conciencia sobre las consecuencias del modelo extractivo?

–Se ha visibilizado el tema, pero al mismo tiempo la avaricia es más profunda. Vivimos en un país que está totalmente infectado por el extractivismo desde hace muchísimos años. La única oposición son las manifestaciones sociales, como pasa con los desmontes acá en Córdoba. Los tipos están esperando el momento para actuar, porque tienen la posibilidad de hacer las leyes, de hacer lo que quieran. Qué feliz sería si tuviéramos gobernantes que sacaran cagando a las grandes empresas pesqueras, a las empresas extractivistas de minería, todas esas multinacionales, como Monsanto. Le hacen mucho daño a este pueblo. Sin embargo, siempre nuestros gobernantes han sido socios de esa gente y eso es lo que nos duele. Nos queda la manifestación popular como la única herramienta para ponerle un poco de freno al extractivismo. Lo que hicieron con las semillas (transgénicas) es nefasto. Cada uno desde su lugarcito tiene que seguir pelándola. Y mi lugarcito son las canciones.