En septiembre del año pasado, sucedió una juntada inesperada para muchos: el dúo Hermano Hormiga, que protagonizaron Raly Barrionuevo y Lisandro Aristimuño. Un encuentro sin demasiadas pretensiones más que las de compartir canciones a dos voces y dos guitarras, en un formato íntimo. Pero que, indudablemente, generó expectativas en el mundillo de la música popular y le sirvió a ambos para ampliar sus públicos y espacios de influencia. “Es más un placer de amigos que un dúo profesional que gira”, había definido Aristimuño. Y ahora Barrionuevo dice: “La juntada se fue dando desde la música. Más natural, imposible. Nos conocimos hace muchos años, después no nos vimos por un tiempo. Y a través de Liliana Herrero, que ofició un poco de puente para reencontrarnos, empezamos a arrimarnos más y terminamos más juntos en la música y sobre todo en la amistad”. Después de amagar durante mucho tiempo con el típico “un día tenemos que hacer algo juntos”, los cantautores decidieron concretar el proyecto. “Era algo que no lo podíamos evitar, teníamos ganas los dos. Y en un bar en Buenos Aires tiramos la idea y salió el nombre. Y al tiempo ya comenzamos a pensar cómo hacer la propuesta: terminó siendo los dos con guitarra, nos pareció lo mejor”, dice Barrionuevo. La particularidad de la propuesta fue que salió a girar por todo el país, pero por pueblos pequeños y salas poco convencionales. Arrancaron la gira en Unquillo (Córdoba) y la culminaron en Fray Luis Beltrán (Río Negro), y en el medio visitaron La Quebrada (La Rioja), Rafaela (Santa Fe), Luján (Buenos Aires), Benito Juárez (Bs. As.), San Rafael (Mendoza), Villa Mercedes (San Luis) y Justiniano Posse (Córdoba). Además de versionar a dúo canciones emblemáticas de ambos como “Cuarto menguante”, del santiagueño, o “Azúcar del Estero”, del patagónico, los músicos incluyeron en el repertorio obras de autores que admiran, como León Gieco (“Río y mar”), Gustavo Cerati (“Té para tres), Raúl Carnota (“La Sixto violín”) y Silvio Rodríguez (“El necio”). “Funcionó en muchos niveles para nosotros: por un lado, compartir espacio y responsabilidades nos hace descansar del proyecto individual de cada uno. Y, por otro lado, lo que suena tiene un clima que refleja el cariño que nos tenemos, la musicalidad y la admiración mutua. El aprendizaje fue re lindo”, confiesa el cantor de Frías y promete: “Lo vamos a seguir haciendo. Porque es una propuesta que disfrutamos un montón”.